México en Bicicleta

México desde California hasta Guatemala: 5,000 kms, 100 días y unos kilitos menos.

6/21/2006

De Frontera a Frontera


Mañana comenzamos a manejar rumbo a Tijuana para comenzar el viaje

Domingo 18 de Septiembre, 2005
10…9…8…7…6…5…4…3…2…1…¡Salimos!

Y así llego la hora de que partiéramos de Metepec para comenzar el viaje que hemos planeado por más de dos años. Terminamos de comer con la familia y nos despedimos. Tenía un sentimiento entre emoción y algo de temor porque aunque tenía muchas ganas de hacerlo, no sabía qué íbamos a encontrar.

Después
de manejar cuatro días llegamos a San Ysidro, California. Ahí vimos a los papás de Janelle y fuimos a cenar. Por la mañana salimos a dar un paseo con ellos y al terminar armamos las bicis.
Hemos buscado nombres para las bicis. Mi inclinación hacia los criminales de película me hicieron sugerir Bonny y Clids; Boris y Natasha Fatale; etc. Sin embargo no le gustaron nada a Janelle. Así que La Dama y el Vagabundo nos pareció una opción que satisfacía a los dos... un poco más a Janelle, pero la idea de vagabundear no me molesta en lo absoluto ;o)

Tal y como Camelia (la tejana) y Emilio Varela, salimos de San Ysidro con destino a Tijuana. Pero a diferencia de ellos, las llantas no estaban llenas de hierba mala. Y así comienza nuestra historia…

Semana Uno
BAJA CALIFORNIA
DIA 1 (Sep 22, 05)

Ysidro, CA – Tijuana, BC.
1:15 pm – 4:30 pm
Día: 14 km.
Total viaje: 14.00 km.
Empacamos todo en nuestras bicis - era la primera vez y nos alegró saber que todas las cosas cabían. No era mucho, pero era lo esencial que íbamos a usar durante todo nuestro viaje.
Después de un buen buffet de despedida con los papás de Janelle nos despedimos. Al principio no podíamos ir en linea recta pues cada uno de nosotros llevábamos como 25 kg., de equipaje en nuestras alforjas - en total cada bici pesa unos 45 kg., más el peso de cada uno de nosotros. En poco tiempo nos (medio) acostumbramos y logramos llegar hasta la frontera sin caernos en medio de mucho tráfico.
Entramos en Tijuana luchando para mantenernos balanceados en dos llantas y nos encaminamos a la iglesia que pastorea el tío de Rafita quien nos dio una lista de contactos de otros pastores en el camino.
Por la tarde llegamos a Casa de la Esperanza, un orfanatorio a la salida de Tijuana. Los directores, Antonio y Alejandra nos recibieron muy cordialmente. Lavamos la ropa y cenamos con 53 niños que viven allí. Fue un día corto para comenzar.
DIA 2 (Sep 23, 05)
Tijuana – Rosarito
9:55 am – 3:15 pm
Día: 55.94 km
Total viaje: 68.94 km
Nos detuvimos en las Playas de Tijuana para terminar de ajustar las bicis.
Almorzamos tortas en un parque frente al mar, una vista espectacular en nuestro primer día en carretera. Nos subimos a la carretera de cuota y disfrutamos de una carretera con acotamiento, especialmente de lejos de camiones de carga.
Pensábamos llegar a Ensenada pero estaba más lejos de lo que pensábamos, así que nos quedamos en Rosarito. Ahí nos informaron que llegamos justo a tiempo para la carrera de biciletas de 80 km (50mi) que se celebraría al día siguiente. Por este evento la carretera iba a estar cerrada al tráfico para los 10,000 ciclistas (de acuerdo a SECTUR) que participarían.
Había mucha gente y fue difícil encontrar un lugar para dormir, pero logramos encontrar un espacio en un trailerpark cerca de la costa en un trailer viejo y con algunos vidrios rotos, pero cómodo para comenzar el viaje. Tuvimos la sensación que Dios proveía un buen comienzo.

DIA 3 (Sep 24, 05)
Rosarito – Ensenada
10:30 am – 5:00 pm
79.58 km
Total: 148.52 km
Nos sumamos a los miles de ciclistas que ya habían empezado la carrera desde el centro de Rosarito. Cuando veían nuestras bicis con las alforjas escuchábamos comentarios como “mira, los corrieron de su casa”; “el viaje es solo hasta Ensenada”; “Ese va secando sus calzones en las mochilas”… etc.
Se corrió la voz de que queremos ir hasta Cancún. Así que mientras pasábamos un puesto de agua un grupo de ciclistas nos gritó: “¡¡¡Vamos Cancún!!!” Nos hizo sentir muy bien, casi importantes.
La buena compañía hizo que el día pasara rápido, a pesar de las cuestas, unas de las cuales tuvimos que caminar. Una vez en Ensenada encontramos una iglesia y uno de los líderes nos invitó a quedarnos en su casa.

DIA 4 (Sep 25, 05)
Ensenada
Día: 0 km
Total viaje: 148.52 km
Descansamos en Ensenada. Fuimos a la iglesia con Jorge y Marlén, la familia con la que nos quedamos. Es una familia muy humilde pero con un gran corazón. Les pedimos que nos dejaran poner nuestra tienda de campaña en la entrada de su casita y accedieron. Unos minutos más tarde, nos invitaron a dormir dentro de su casita. Un gesto de amabilidad, considerando que no nos conocen.
Por la noche nos invitaron a cenar con uno de sus familiares que nos dio un gigantesco cóctel de mariscos, que estuvo delicioso y la pasamos muy bien, aunque Janelle no se sentía bien.


DIA 5 (Sep 26, 05)
Ensenada – Santo Tomás
9:15 am – 4:30 pm
Día: 47.87 km
Total viaje: 196.39 km


Cuando íbamos saliendo de Ensenada nos dimos cuenta que los cambios de la bici de Janelle no estaban funcionando bien. Los arreglé y me di cuenta que la cadena de mi bici estaba a punto de romperse y la reparó un mecánico. Hubiera sido terrible si se nos rompe en la carretera, es algo que hasta ese momento no sabía reparar. Nos hubíeramos quedado atorados en medio del desierto.
Planeamos detenernos en Santo Tomás para comer y llegar a San Vicente en la noche, pero los cerros y el calor hicieron mella en Janelle y decidimos quedarnos en Santo Tomás.
El director de la escuelita nos dejó dormir en uno de los salones. Yo estaba tan cansado que me quedé dormido un par de horas en la tarde. Luego dos niños montaron un “circo” para entretenernos mientras esperamos que se secara la ropa.
Me sentí mal porque al principio desconfié de ellos pues pensé que querían robarnos. Ahora sé que sólo querían conocernos. También me siento mal porque escribí los nombres de ellos y ahora no lo tengo conmigo para al menos escribirlos aquí; de todas formas para ustedes ¡muchas gracias por todo!
DIA 6 (Sep 27, 05)
Santo Tomás – San Vicente
8:30 am – 12:45 pm
Día: 39.77 km
Total viaje: 236.16 km


Avanzamos lentamente con una temperatura de 45°C. Encontramos dos cuestas bastante pronunciadas, al menos para ciclistas, de 4km cada una.
Cuando llegamos a San Vicente queríamos refrescarnos y nos detuvimos en una tiendita para comernos una paleta y tomarnos un refresco. La muchacha de la tiendita nos dijo que había un Instituto Bíblico al otro lado de la carretera, y que tenía un centro de rehabilitación para adictos y un programa para entrenamiento para líderes.
Su mamá era la directora así que le echó un telefonazo y nos invitó a quedarnos. Un regaderazo frío se sintió de maravilla. Armamos nuestra tienda de campaña bajo la sombra de unos árboles y de unos viñedos. Por la noche el viento nos permitieron tener una noche muy fresca.
DIA 7 (Sep 28, 05)
San Vicente – Calamú
9:00 am – 5:00 pm
Día: 70.70 km
Total viaje: 306.86 km


La temperatura ha aminorado - entre 34 y 38°C - pero las montañas siguen siendo parte de nuestro camino; subimos y bajamos. Se siente bien cuando pedaleamos y avanzamos sin tanta dificultad en las bajadas.
En Camalú encontramos una iglesia, donde nos unimos la reunión muy alegre. Después nos invitan acompartir una cena deliciosa con todos ellos. Nos quedamos a dormir en el salón de los niños.
DIA 8 (Sep 29, 05)
Calamú – San Quintín
9:30 am – 12:30 pm
Día: 38.30 km
Total viaje: 345.16 km

Tuvimos un día corto para darnos tiempo para poder subir las fotos y actualizar nuestro blog.
Me enojé (conmigo mismo) mucho descubrí que había dejado algunas cosas importantes en algún lugar durante el viaje pero no sabía dónde. Sólo esperaba no haberlas perdido porque entre ellas se encontraba un disco duro que me prestó un amigo para guardar las fotos (por eso hemos tenido que subirlas cada semana), mis zapatos para la bici y otras cosas.
En el camino un imbécil nos aventó una naranja, que le pegó a Janelle sin ninguna consecuencia mas que la frustración de ser víctima de un abuso sin poder remediar nada. No entendemos por qué la gente quiere hacer algo así. En realidad nos causa mucha rabia.
Encontramos asilo en una iglesia Bautista y nos vinimos para este Ciber-café… en donde no hay café y nos pusimos a trabajar. Hemos completado siete días de camino - y nuestros traseros están adoloridos, pero nos sentimos bien y esperamos sumar kilómetros en los días que siguen… rumbo al desierto.

Semana Dos

DIA 9 (Sep 30, 05)
San Quintín – El Rosario de Arriba
8:30 am – 2:15 pm
Día: 64.93 km
Total viaje: 410.09 km


Un excelente día para andar en bici; con poco tráfico y clima agradable, aunque sigue caluroso.
Comenzamos a lo largo de la Bahía de San Quintín, la vista del Pacífico era muy bonita. Después nos enfilamos hacia las montañas. La vista era espectacular e hizo valer la pena el esfuerzo para ascender.
Nos extrañó el hecho de tener que ir hacia abajo para llegar a Rosario de Arriba. Aunque era extraño, al menos no teníamos que pedalear :o). Fue un descenso bastante pronunciado, al punto que las balatas de nuestras bicis olían a quemado.
Agranda la foto y ve por qué esta roca se llama King Kong
Nos quedamos en la Iglesia de El Nazareno. El pastor nos abrió las puertas muy amablemente. Él y su familia salieron y nos confiaron todo. La verdad es muy sorprendente. Lástima que en general hemos perdido la capacidad de confiar en las personas.
DIA 10 (Oct 1, 05)
El Rosario de Arriba – Los Mártires
10:30 am – 4:30 pm
Día: 46.66 km
Total viaje: 456.75 km


Nuestro primer día en el desierto. Janelle había estado nerviosa por el calor; por días ha estado hablando de eso. He tratado de animarla, pero en realidad está preocupada.
Una señora en Rosario de Arriba (que está abajo) nos dijo que la mayor parte era plana y que no sería difícil. Resultó que fue un día de ascenso casi todo el tiempo. Poco después nos enteramos que habíamos subido alrededor de 1,000 metros y con una temperatura máxima de 46°C. Es decir, que hoy se juntaron dos de las tres pesadillas de Janelle: calor y ascensos - la tercera es el tráfico pesado.
Pedaleamos y caminamos por horas y avanzando con mucha dificultad. En todo el camino no habíamos visto ni una sola casa o ranchería. Yo sabía que podíamos acampar pero no teníamos suficiente agua. Esa es una de mis grandes preocupaciones en el desierto. Había visto algunas tunas y pensé que podría regresar por ellas para refrescarnos, pero no me agradaba la idea de dejar a Janelle sola y sabía que ella no quería regresar por el camino que habíamos avanzado.
Janelle ya no quería seguir: el calor y las subidas la habían agotado al extremo. Yo pensaba que todavía nos quedaban varios días por el desierto. Janelle quería subirse a la primera camioneta que pasara y salir de ahí, para mi, eso era traicionar el espíritu del viaje.
En el momento de mayor crisis, ella comenzó a llorar. Yo no sabía que hacer. Me sentía culpable y responsable de todo... desde la idea de hacer este viaje. Después de hablar un rato, se tranquilizó y decidimos seguir un poco más adelante y pedir que nos llevaran si veíamos a alguien.
Pero no habíamos avanzado ni un kilómetro cuando vimos una señal azul con un cuchillo y un tenedor… supimos que habíamos llegado al final del día. Llegamos a una casita que funcionaba como restaurante y tiendita al lado de la carretera. Se llama "Los Mártires", resultó un buen nombre para describir este día... en especial el de Janelle.
DIA 11 (Oct 2, 05) (No se olvida)
Descanso en Los Mártires
Día: 0 km
Total viaje: 456.75 km

El domingo nos cayó de maravilla. Necesitábamos un día de descanso para poder juntar energía para seguir nuestro camino. La comida casera que nos dieron estaba deliciosa. La acompañamos con buenas conversaciones con los ancianos dueños. Fueron muy amables con nosotros todo el tiempo que pasamos ahí.
Varios traileros nos dijeron que ya habíamos pasado la parte difícil y que casi todo era plano de aquí en adelante.
Supe que no me estaba poniendo suficiente bloqueador solar y las quemaduras eran dolorosas. Tendrán que pasar varios días para sanar, pero no podemos quedarnos.
Antes de irnos a dormir encontramos una tarántula cerca de nuestra tienda de campaña. Aunque dicen que son inofensivas, nos dio gusto que estuviera afuera y no adentro de la tienda.
DIA 12 (Oct 3, 05)
Los Mártires – Cataviña
8:00 am – 3:15 pm
Día: 81.89 km
Total viaje: 538.64 km


Aunque nos levantamos temprano para intentar escaparnos del calor del sol del desierto. No lo logramos porque tomamos un sustancioso desayuno con la familia del restaurant - como siempre acompañado de una conversación agradable.
El camino estuvo bastante plano y avanzamos rápido por la mañana. Yo noté que mi llanta de atrás giraba irregularmente. Estaba muy gastada y tenía que cambiarla. Fue una bendición encontrar una tienda en ese momento. Cambié la llanta en la sombra mientras Janelle podía descansar un poco.
Después de algunos cerros entramos en un terreno muy rocoso – grandes montones de rocas, unas inmensas - y cactus , también enormes, que crecen entre las rocas. Es un valle muy bonito e impresionante.Disfrutamos mucho de la vista aquí.
Descendimos hasta Cataviña y una familia nos prestó un cámper para que durmiéramos. Nos contaron que debíamos tener cuidado porque hay muchas víboras de cascabel por toda Baja California. Las historias que nos contaron de los encuentros que han tenido ellos y algunos conocidos, nos pusieron los pelos de punta. Aunque vamos preparados para un eventual encuentro con animales venenosos, preferimos no tener que usarlo.
DIA13 (Oct 4, 05)
Cataviña – Parador Punta Prieta
8:05 am – 5:00 pm
Día: 106.60 km
Total viaje: 645.64 km

El día mas largo hasta ahora. Es la primera vez que recorremos más de 100km en un sólo día en este viaje.
El terreno cambió de rocas y cactus a una planicie de arbustos. Posteriormente a una parte con vegetación muy verde, al final cactus y cerros. El último tramo era plano y avanzamos rápido.
Nos detuvimos para almorzar y descansar en Chapala, un lago seco que no tiene nada en común con el de Jalisco, solo el nombre.
Cuando nos íbamos acercando al último ascenso, una camioneta de Coca se paró én la cima y parecía que nos esperaba. Cuando al fin llegamos nos dio unas botellas de Powerade.
El conductor nos dijo que había estado en la carrera de Rosarito – Ensenada y nos reconoció como “la pareja que va a Cancún.” Nos dio mucho gusto ver a alguien que nos había visto antes.
Janelle sufrió su primera caída cuando se le atoró un pie en el pedal de contacto. Afortunadamente nos estábamos deteniendo y no se lastimó y tampoco había espinas.
Dormimos en un restaurante abandonado y que nos dijeron los vecinos que era seguro y que los ciclistas se quedaban ahí normalmente. Poco tiempo después de que oscureció tuvimos que poner la tienda porque estaba infestado de murciélagos.
DIA 14 (Oct 05, 05)
Parador Punta Prieta – Rosarito
7:55 am – 11:40 am

Día: 52.89 km
Total viaje: 698.13 km
Necesitábamos un viaje corto para reponernos del largo día de ayer.
Al principio el terreno era plano y pudimos avanzar sin dificultad, pero llegamos a la parte montañosa, aunque no fue como las que habíamos hecho días antes.
Janelle se dio cuenta de cuánto se queja por el sufrimiento y hasta ora para evitarlo. Sin embargo reconoce que en realida conoce muy poco lo que es sufrir verdaderamente. Nuestra conversación nos lleva a los mártires y nos da material para pensar durante nuestro recorrido el día de hoy.
Al final llegamos a un parador para camioneros en donde nos bañamos y pusimos la tienda debajo de unos árboles mientras veíamos a unos niñitos jugar con unos pollos de la granjita.
Cuando terminamos nos acostamos en unas hamacas, leímos y escribimos en nuestros diarios. Fue una tarde espectacular. Hablamos con unos niñitos que nos invitaban a caminar por las montañas para buscar pinturas rupestres y luego a una fiesta del pueblo, pero estábamos cansados y las montañas se veían demasiado imponentes como para caminar por ellas un par de horas, que es lo que nos dijeron que tardaríamos. Creo que después me arrepentiré de no haber ido...

Día 15 (Oct 6, 05)


BAJA CALIFORNIA SUR
(el segundo estado)



Rosarito, BC – Guerrero Negro, BCS
8:45 am – 3:40 pm (hora local 4:40)
Día: 82.63 km
Total viaje: 780.76 km

Nos sentimos contentos por las condiciones del camino que hemos recorrido.
Descansamos a mitad del camino en Jesús María y almorzamos. De alguna manera sentimos que regresamos a la civilización porque vemos postes eléctricos y hasta una estación de combustible. Ya teníamos varios días sin ver ni uno ni otro - desde Rosario de Arriba, que está abajo. En el mejor de los casos hemos visto que se usan celdas solares y algunos generadores. La vida es difícil en esta parte del país.
Desde Jesús María hasta Guerrero Negro no hay ni una sola curva o cerro. Pudimos ver una bandera gigante de México que está entre BC y BCS desde muchos kilómetros antes. Las montañas y los cactus van desapareciendo mientras avanzamos.
Después de Gro. Negro entraremos en el Desierto de Vizcaíno y tenemos algo de miedo porque hemos leído que es la parte más caliente y seca de nuestro recorrido en la península.
Llegamos a Guerro Negro bastante agotados. Cuando preguntamos por una iglesia nos dijeron que necesitábamos regresar unos 10 o 15km por la carretera que habíamos llegado. Estamos tan molidos que decidimos quedarnos en un hotel esta noche.
Cuando salimos a caminar y buscar comida hemos encontrado una iglesia a una cuadra del hotel. Preguntamos si es posible poner nuestra tienda de campaña en el patio y nos dicen que no hay problema. Decidimos quedarnos dos días para descansar y recuperarnos.
La bandera que podíamos ver desde 10km antes... el esqueleto lo vimos cuando llegamos

Día 16 (Oct 7, 05)
Día: 0 km

Total viaje: 780.76 km
Descansamos en Gro. Negro.

Ya hemos puesto la tienda en el patio de una iglesia bautista. Lavamos la ropa y actualizamos esta página. Mañana planeamos visitar la mina de sal más grande del mundo.
Aunque este lugar es famoso por su avistamiento de ballenas, no podremos verlas porque llegamos temprano para la temporada. Ésta comienza en diciembre y termina hasta marzo... espero que esto sea una buena excusa para poder regresar otra vez.
Todos los Días
Antes de seguir con el diario de esta semana, que fue muy corta, vamos a describirles un día normal en nuestra vida en el camino.

Tratamos de levantarnos entre las 6:00 y las 6:30 de la mañana. Si hay agua nos lavamos. Levantamos la tienda de campaña, empacamos las bolsas de dormir, los colchones, etc.

Revisamos las bicicletas y limpiamos las cadenas. Después guardamos todo en las alforjas y amarramos las cosas más grandes en la parrilla. Hay que empacar todo muy bien para que quepa.
Cada uno de nosotros carga unos 25 kg en las alforjas. Siempre nos aseguramos de llevar 10 litros de agua para el recorrido. Además llevamos unas pequeñas mochilas en la espalda y unas bolsas en el manubrio. En total la bici con todo pesa unos 45-50 kg.
Nuestro desayuno mas común consiste en pan y leche. Casi nunca lo compramos la noche anterior, sino que lo buscamos por la mañana, justo antes de salir.

Después de aplicarnos bastante bloqueador solar (ya he aprendido la lección de no hacerlo), nos subimos a las bicis y comenzamos a pedalear. Como a los 10 km nos
detenemos para estirar y poder seguir. Dependiendo del plan del día nos restan entre 30 y 100 Km.

Nos detenemos varias veces en el camino para descansar y comer fruta o lo que tengamos a
la mano. Recargamos agua en nuestros ‘Kamel Baks’ - cantimploras que cargamos en la espalda y tomamos fotos. Almorzamos algo en el camino - pan con crema de cacahuate han sido un menú frecuente.

Cuando llegamos a nuestro destino lo primero que hacemos es buscar un lugar en donde pasar la noche. Nuestra primera opción son iglesias. Otras veces comemos algo en algún
parador y luego pedimos permiso para dormir en el terreno - esto funciona muy bien. A veces llevamos nombres de contactos que hemos conseguido con anterioridad y esto facilita la búsqueda, pero generalmente ellos no saben que vamos a llegar y no nos conocen. Esto sin duda es una desventaja, pero la presencia de Janelle la compensa.

Si es posible - es decir: si hay agua - nos bañamos. También si es posible lavamos nuestra ropa lo antes posible para que esté seca para el día siguiente.

Cuando terminamos, buscamos una tienda para comprar la cena, generalmente pan con aguacate y queso, de postre plátano u otra fruta. También compramos agua y algo para almorzar al siguiente día.
Antes de dormir tenemos algo de tiempo para platicar lo que pensamos y lo que nos impresionó ese día durante el viaje. También planeamos el recorrido de los próximos días - siempre con la ayuda de nuestro libro favorito de viajes: Lonely Planet.

Ponemos la tienda, inflamos los colchones y preparamos las cosas para dormir. Escribimos en nuestros diarios y leemos un rato. Antes de dormir platicamos un poco con las personas del lugar; les preguntamos las condiciones del camino que vamos a recorrer y los lugares que no debemos perdernos cerca del camino.

Al final del día estamos muertos y tratamos de descansar para estar listos para mañana.

Semana Tres

Día 17 (Oct 08, 05)
Guerrero Negro, BCS
Día de descanso
Día: 0 km
Total viaje: 780.76 km

Estos dos días consecutivos de descanso nos han caído de perlas. La familia Rojí nos ha tratado muy bien.
Tratamos de visitar la Compañía Exportadora de Sal que es la productora de sal mas grande del mundo, pero es necesario ir en carro y no podemos ir. Me siento un poco frustrado de no poder ver la maquinaria ni el proceso.
Como no pudimos ir, decidimos visitar el Santuario de las Aves. Nos relajamos tratando de reconocer los diferentes tipos de aves, usando las guías que hay a lo largo del recorrido: garzas, garcetas, pelícanos, aguilillas, patos, gaviotas, etc.

Por la tarde, la familia Rojí, que nos hospedó tan amablemente, nos llevó a las dunas que están cerca de la ciudad y que en mi mente se parecen a las del Sahara - lo que hace la tele. La arena flota en la superficie y nos ‘empaniza’. Las dunas tienen un tipo de belleza hipnótica, o es probable que el sol me esté afectando el cerebro.Pero podría estar aquí por mucho tiempo disfrutando del panorama.
Solo alcanzamos a ver la bahía pero no el océano. Tampoco vimos las ballenas que vienen a tener a sus crías, pues llegan de enero a marzo. A ver si algún día logramos venir en ese tiempo.
Día 18 (Oct 09, 05)
Gro. Negro – Vizcaíno
8:35 am – 12:15 pm
Día: 76.25 km
Total viaje: 857.01 km
Promedio de velocidad 24.5 km/h - el más alto hasta ahora.


Nos han dicho que esta es la parte mas caliente y seca de todo el camino en Baja porque tenemos que atravesar el desierto de Vizcaíno. Aunque queríamos salir temprano para evitar el calor, no lo hicimos porque desayunamos con la familia Rojí. Ellos querían que nos quedáramos más tiempo, para ir con ellos a la iglesia, cosa que nos hubiera gustado. De hecho hasta nos habían dicho que alguien nos acompañaría en su bicicleta por un tiempo. La verdad es que si nos da algo de temor y preferimos salir lo antes posible.
Cuando salimos estaba nublado y la temperatura no subió mucho. Además el viento se siente frío, tanto que Janelle decide usar su rompevientos. Al final del día nos da risa porque ha sido el día más frío en lo que llevamos de viaje. Probablemente lo notamos más, porque nos habíamos mentalizado para mucho calor.

Nunca pensé que el desierto sería atractivo, pero hay algo en él que me atrae. No lo puedo describir ahora, pero el gran silencio, el horizonte tan amplio, el azul del cielo, ... producen - me imagino que con tanto sol - una sensación casi mística.
El viento a nuestras espaldas nos hizo avanzar muy rápidamente. La vista es espectacular: cactus, arbustos, esqueletos de animales que no soportaron el calor, uno que otro pequeño oasis, y mucha arena. ¡Estoy muy feliz!
Al llegar, nos da mucha risa encontrar a los integrantes de un circo que hemos visto desde hace más de una semana y hemos coincidido ya en tres lugares. Nos sabemos de memoria la propaganda que usan y la cantamos de memoria. Es muy chistoso. Sin embargo nos parece que la vida circense es melancólica, bohemia y mágica. Siento curiosidad.

Día 19 (Oct 10, 05)
Vizcaíno – San Ignacio
8:30 am – 1:15 pm
Día: 74.92 km
Total viaje: 931.93 km
Nuestro segundo día en el desierto de Vizcaíno fue mas frío que el primero. Aún después de que salió el sol, sentíamos frío.
El terreno se volvió un poco montañoso y nos hizo sentir que las piernas ya no daban para más. Cuando pasamos sobre la última montaña pudimos ver un gran oasis: San Ignacio. Todo el pueblo se encuentra bajo palmeras de dátiles que llenan el valle.
Encontramos un lugar en donde pasar la noche. Visitamos el museo de arte rupestre y descubrí que el encargado había sido guía/supervisor de la película ‘Al Límite del Tiempo’. Recuerdo que vi esta peli cuando vivía en San Luis Potosí y que me gustó mucho.
También visitamos la Iglesia de San Ignacio Kadakaman. Parece que cada persona tiene su forma de escribirla, porque hay muchas variaciones. Por la tarde vamos a la librería/hostal Lereé, que me recordó la casa de Frida en Coyoacan (sin acento porque así lo pronunciaban ella y Diego). La dueña es muy amable y accesible. Con gusto nos mostró fotos muy antiguas del lugar. Ella es historiadora y tiene mucho material del lugar.
Nuestras conversaciones con la gente del lugar fueron bastante extañas. Nos costó mucho trabajo entender a algunas personas. Sin embargo este lugar es muy invitante y bonito. Por las tardes el parque central se llena de niños y jóvenes que juegan volleyball y futbol; como todo buen parque las parejas también hacen acto de presencia.

Día 20 (Oct 11, 05)
San Ignacio – Sta. Rosalía
10:00 am – 4:30 pm
Día: 82.93 km
Total viaje: 1014.86 km
Este es nuestro último día de viaje en bici en Baja. La mayoría de la gente nos ha dicho que lo que resta del recorrido en Baja es ‘pura bajada’ y que termina con una bajada llamada ‘El Infierno’. El nombre parece apropiado para las temperatura del día ya que hoy alcanzamos los 47ºC.
Hay algo que nos preocupa: sabemos que para que haya una bajada hay que subir. Ya que salimos de Gro. Negro, al nivel del mar, no comprendemos cómo podemos encontrarnos con un descenso de 1,000 mts. sin antes haberlo subido. Parece que la gente pierde la noción de las pendientes cuando se mueve en un coche. A pesar de que esperamos no tener que subir, los primeros 40km son solo montaña. Para empeorar las cosas, el viento es constante, fuerte y sopla en contra nuestra. Sentimos el cansancio en las piernas.
Al fin, después de varias horas de duro pedaleo, llegamos a la primera cima y comenzamos nuestro primer gran descenso. Desde ahí vemos un valle muy bonito que está rodeado por un par de volcanes. El descenso se siente corto y es seguido por otros 5 km de ascensos antes de llegar al ‘Infierno’.
Cuando llegamos a este punto, nos detenemos a checar los frenos y ajustarnos los cascos. La bajada se ve algo intimidante. Una vez que comenzamos, el descenso es vertiginoso. Al principio siento miedo de perder el control y caer... sería desastroso, pero el viento en la cara y la adrenalina son más poderosas que la precaución y pedaleo más fuerte para acelerar.... siiiiiiiiiiiiii
En la parte más baja completamos nuestros primeros 1,000 km (nuestra propia Baja 1,000).
Pronto alcanzamos a ver el Mar de Cortez (lo busqué y se escribe también con ‘S’, pero así está escrito en los mapas de Baja). Los últimos kms antes de llegar a Santa Rosalía son espectaculares al lado del mar, que es muy azul. La carretera es plana y estamos muy contentos y emocionados.
Comienzo de "El Infierno". La temperatura 47ºC, la velocidad en la bajada es increíble

Día 21 (Oct 12, 05) Día de la Raza
Santa RosalíaDía: 0 km
Total viaje: 1014.86 km
Cuando llegamos a Sta. Rosalía el día anterior, solo teníamos un par de horas para abordar el trasbordador a Guaymas, Sonora, que es el próximo estado en nuestro viaje y al que no podemos llegar en bici.
Contactamos una de las iglesias y decidimos esperar hasta el viernes para poder ver el pueblo. Desde la casa, en la parte alta de un cerro se tiene una vista panorámica increíble del Golfo de California. Lo malo fue tener que subirlo en bici después de pedalear todo el día.
Fuimos al centro y visitamos la Iglesia diseñada por Gustave Eiffel (el mismo que diseñó la torre en París), el Museo de Minería y el Hotel ‘El Francés’ que sirvió en la época de apogeo de la mina.
El pastor Rubén hizo arreglos para que fuéramos a pescar calamares en una panga con los pescadores locales. Al final no se pudo, lástima. Mientras esperábamos a la orilla del embarcadero, vimos un león marino y a los pescadores salir en sus pangas de madera. Era muy colorido y casi exótico.
Día 22 (Oct 13, 05)
Santa Rosalía
Día: 0 km
Total viaje: 1014.86 km
Esperábamos ir a Mulegé, un pueblo al sur del cual hemos oído mucho, pero decidimos que era muy lejos para ir en bici y caro para ir en autobús. En vez de eso ocupamos el día actualizando la página y subiendo fotos.
Nuestros cuerpos, especialmente nuestros traseros están disfrutando unos días sin tener que andar en las bicicletas.
Va a haber una fiesta del pueblo y hay mucha gente poniendo puestos y se siente una gran alegría popular. Nos gustaría quedarnos más tiempo, pero sabemos que no es posible, es una pena. Ya compramos los boletos para el barco y salimos el viernes (mañana) a las 8:00 pm.
Para mi es muy difícil dejar de pensar en Creel y las Barrancas del Cobre. Esperamos llegar la próxima semana. Estoy muy emocionado con todo esto que estamos viviendo.

Semana Cuatro

Día 23 (Oct 14, 05)Día: 0 km en bici/187km en transbordador
Total viaje: 1014.86 km
Pasamos el día en Santa Rosalía esperando nerviosamente que saliera el barco que nos llevaría a Guaymas, Sonora, nuestro tercer estado en el recorrido.

Abordamos después de las 8:00 pm. No subimos antes porque tuvimos que esperar a que subieran los vehículos para poder subir las bicis. Las amarramos junto a dos camiones y una moto. Se ven tan pequeñas al lado de los otros vehículos, y aun así sentimos que vamos tan pesados.

Salimos a cubierta a ver Sta. Rosalía de noche, es un pueblito muy bonito. Recorremos el barco y buscamos un lugar para pasar la noche ya que no hemos pagado por un camarote. Más tarde platicamos con el capitán; es muy amable y contesta nuestras preguntas y nos cuenta historias. Estamos cansados y nos vamos a dormir.

Estando medio recostado en uno de los asientos pienso que nos fuimos de Baja y no vimos ni pinturas rupestres ni encontramos a Neil Peart. La historia es que le mandé un correo electrónico a Neil Peart, baterista de RUSH para que viajara con nosotros. Cada vez que yo veía una moto le decía a Janelle que Neil venía a saludarnos... pero nunca fue así.
Siento algo de nostalgia por dejar Baja. Creo que tiene algo mágico que me ha cautivado.
Día 24 (Oct 15, 05)
SONORA(el tercer estado)
Guaymas – Vícam
10:25 am – 3:30 pm
Día: 83.15 km

Total viaje: 1098.01 km

Casi no pudimos dormir porque un grupo grande de trabajadores festejaba el fin de la temporada de trabajo y el jugoso sueldo de toda . Celebraron ruidosamente durante toda la noche.
Cuando llegamos a Guaymas al amanecer estuvo increíble; el mar, las montañas, los barcos y las lanchitas - todo en tonos naranjas y negros.
Esta es la primera vez que estamos en una ciudad desde que salimos de Ensenada y estoy algo nervioso. Aprovechando que estamos en una ciudad compramos una llanta para reponer la que se arruinó en Baja.
Salimos a la carretera y estaba un poco nervioso porque es la primera vez que vamos en una carretera de cuatro carriles. Aquí los vehículos circulan mas rápido de lo que hemos conocido hasta hoy. La grata sorpresa es que son muy respetuosos y conforme avanzamos nos vamos relajando. El camino es plano y avanzamos rápido.

Llegamos a Vícam y nos hospedamos en la casa de un pastor. Se cumplió el dicho de “es mejor
llegar a tiempo que ser invitado” ya que esa noche celebraban los 15 años de su hija. Al final no fuimos porque no tenemos ropa para este tipo de ocasiones y porque estamos muy cansados.
Conocimos a Gerardo, quien amablemente nos ofreció un lugar para quedarnos cuando lleguemos a Culiacán. Aceptamos gustosamente.
Día 25 (Oct 16, 05)
Vícam – Hornos
10:20 am – 4:30 pm
Día: 64.41 km

Total viaje: 1162.42 km
Nuevamente el camino es plano y avanzamos fácilmente. Hemos notado que ahora el paisaje es muy verde y esto es muy reconfortante.
Mis piernas están quemadas a pesar de que me he puesto bloqueador y me duelen.
Llegamos a Esperanza, en Sonora y buscamos algo para comer. Vemos que una carnicería ofrece asar la carne que uno compre ese domingo. Conociendo la fama de la buena carne de res del estado comemos ahí. Los dueños del negocio, la familia López, son muy amables y nos atienden de maravilla. Casi como si fuera un restaurante. La conversación es muy buena y la carne nos cae de maravilla. Quedamos satisfechos por la módica suma de 34 pesos (poco más de tres dólares), incluyendo refrescos y tortillas.
Seguimos el camino y vemos varios hornos de adobe al lado de la carretera. Obviamente ésto es lo que da nombre al pueblo al que llegaremos: Hornos. Como queremos llegar, no nos detenemos a comprar el famoso pan de horno. Una vez en en pueblo, nos dimos cuenta que fue un error. El pan sólo se consigue en la carretera y el que venden en el pueblo se acaba temprano los domingos. Nos vamos a quedar con las ganas... y algo de hambre.
Buscamos un lugar para poner nuestra tienda de campaña. Hay un lugar especialmente equipado para eso, pero nos sorprende que no nos dejen quedarnos. No sabemos cuál es el problema porque está abierto y hay lugar. No lo podemos creer.
Buscamos otras opciones y nos topamos con la familia Delgadillo. Ellos tienen una palapa ahí y fueron por el fin de semana. Ahora van de regreso a Esperanza, ... , creo. Pero nos ofrecen el lugar y hasta nos regalan pan del que no habíamos comprado. Una familia verdaderamente amable.

Día 26 (Oct 17, 05)
Hornos – Rosario Tesopaco
9:50 am – 3:15 pm
Día: 62.92 km

Total viaje: 1225.42 km
Desde Esperanza hemos andado en una carretera secundaria con poco tráfico y podemos relajarnos y disfrutar el paisaje. A los 10 km llegamos a Agua Caliente, un lugar de aguas termales. Si hubiéramos sabido, hubiéramos llegado hasta aquí ayer para nadar un poco. Hoy vamos comenzando y nos detenemos sólo un momento para hablar con el encargado y para descanzar.

Adelante, las montañas se ven impresionantes y todavía se ven lejos. Conforme avanzamos, nos topamos con ellas y el ascenso es inevitable.
La temperatura no nos ayuda. Nos han dicho que ya va a cambiar el clima y que va a estar templado. Pero este resulta ser uno de los días más calientes del viaje. Nuevamente el termómetro marcó hasta 49°C y después dejó de funcionar. Janelle es la que más lo sufre y trato de confortarla pero no hay ni una sombra ni nada que la haga sentir mejor. Hubo un punto en que su desesperación fue tanta que rompió en llanto. En estos momentos me siento tan perplejo... yo la traje hasta acá.

Seguimos ascendiendo por el camino y llegamos a Rosario. Nos dan hospedaje en una iglesia adventista. El centro del pueblo es muy amplio y limpio. Me gusta mucho. Los niños se juntan a jugar fútbol, unas familias se juntan a platicar y unas parejas se juntan... pues se juntan porque son parejas.

Día 27 (Oct 18, 05)
Rosario Tesopaco – Tacupeto
8:45 am – 4:00 pm
Día: 57.32 km

Total viaje: 1282.66 km
Desayunamos en una tienda del pueblo. La gente curiosa nos mira y nos hacen todo tipo de preguntas. Uno de ellos es el señor Salvador Acuña. Es muy grande y divertido. Cuando nos estamos yendo nos alcanza para darnos los nombres de varias personas que lo conocen en el camino. Nos dice que les digamos que lo conocemos y que de seguro nos dejarán pasar la noche.

Vamos contentos pero Janelle comienza a ponerse
nerviosa por las cuestas y la temperatura que nos podemos encontrar. Está en lo correcto, nuevamente el termómetro se descompone después de los 49°C.

Ascendemos y vemos como la flora va cambiando. Los cactus van dando paso a árboles. Esto nos da la posibilidad de sentarnos para descansar en la sombra.
En el camino hemos visto muchos, ... muchos grillos. Unos de ellos son bastante grandes, parece una plaga apocalíptica.
Las montañas y los panoramas son increíbles; impresionantes. No puedo imaginar las Barrancas del Cobre. Ya quiero llegar. Siento que estamos tan cerca.
Nos encotramos con una parte en donde el asfalto estaba muy pegajoso. El sol lo ha suvaizado y eso hizo que las bicis se sintieran mucho más pesadas. Para agravar las cosas, la carretera es hacia arriba. Afortunadamente no duró mucho.
Cuando llegaron los descensos avanzamos muy rápido. Pasamos por Arroyo Hondo, un puente sobre un río que forma un pequeño cañón y nos detuvimos a buscar venados, pero solo vimos unas vacas.
En la noche dormimos en una bodega de un comedor en Tacupeto. Los nombres nos parecen tan originales y nos causan mucha risa.
Buscando venados en Arroyo Hondo, pero sin suerte :o)

Día 28 ( Oct 19, 05)
Tacupeto – San Nicolás – Yécora
8:35 am – 1:00 pm – 4:20 pm

DIA DEL DOPING POSITIVO 46km en una camioneta
Día: 35.00
km (en Vagabundo, el nombre de mi bici)

Total viaje: 1317.66 km (sin contar los de la camioneta)

El camino sigue ascendiendo y el calor no a disminuido. Nos aseguramos de llevar los 10 litros de agua que necesitaremos en el camino. Janelle sigue con temor de las cuestas y la temperatura.

En un descenso una abeja se atora entre mis lentes y mi casco, y me pica en la frente, justo entre los ojos. El dolor aumenta rápidisimo y en cuestión de segundos ya no puedo ver. Afortunadamente logré detener la bici y no me caí. Una pareja sale de la única casita que hay en el camino y nos pregunta si estamos bien o si necesitamos algo.
Seguro que no tienen tantas visitas en medio de este lugar semi-desértico. Cuando pasa el dolor nos despedimos y seguimos pedaleando. Unos kilómetros más adelante nos alcanza la señora de la casista y nos regala unas manzanas y carne seca. Además nos invita a pasar unos días con ellos. Nos gustaría hacerlo, pero no podemos porque no tenemos tiempo. Al menos nos sentimos preocupados porque vamos retrasados según nuestros planes originales.

Seguimos avanzando con lentitud y vemos que un auto se acerca por detrás. Le hago una señal
para que nos pase, pero sigue atrás y nos pita. Me molesta porque hay lugar para que nos pase e insiste en ir detrás de nosotros. Un poco más adelante se detiene y descubrimos que es eñ señor Salvador Acuña, el mismo que vimos en la tienda el día de ayer.
Nos regala queso, coyotas (un tipo de empanada rellena de cajeta) y bacanora (una bebida similar al tequila que se produce en Sonora). Nos despedimos y seguimos adelante.
Llegamos hasta San Nicolás. Tenemos entendido que ésta es la parte más dura del camino. Aunque mis intenciones son las de comprar provisiones y seguir avanzando, noto que Janelle está exhausta.
Sé que tiene mucho temor por lo que nos han contado. Le pregunto si quiere irse de aventón y acepta de inmediato (para alguien como yo, esto es hacer trampa. Es como usar oxígeno para subir el Everest o salir positivo en un examen anti-doping).
Nos lleva un coronel de la policía en su camioneta, que maneja a gran velocidad. No sé que es más peligroso si seguir en la bici o ir en auto. :o)
Lo que nos habían dicho era cierto, la cuesta es larguísima; al menos la mitad del recorrido. Me hubiera encantado subirla. Después, tiene partes partes planas, descensos y... más ascensos. ¡Hubiera sido espectacular!
Avanzamos y entramos al bosque de pinos - el aroma es delicioso. La temperatura baja y avanzamos rápidamente. Creo que lo hubiéramos podido hacer, pero bueno, Janelle y yo venimos juntos y queremos vivir esta experiencia juntos.
Encontramos albergue en iglesia bautista. El pastor, su esposa y el resto de la familia son muy agradables. Nos invitan a cenar con ellos y hablamos del viaje y de la vida allí.

Día 29 (Oct 20, 05)
MAS DOPAJE POSITIVO Yécora – Kípor
OTRO DIA DEL DOPING POSITIVO 54 km en una camioneta

Día: 0
km (en Vagabundo, el nombre de mi bici)

Total viaje: 1317.66 km (solo en bici)

Janelle sigue preocupada por las montañas que nos han descrito. Me convence para que sigamos pidiendo aventón. A veces es mejor no saber cuando uno está haciendo este tipo de viajes, pienso.
Por la mañana fuimos a comprar pan, como siempre, y la gran sorpresa fue que nos volvimos a encontrar al señor Salvador. Es curioso haberlo encontrado en tres lugares distintos, sin haberlo planeado. Amablemente pagar por nuestro pan.
Después de almorzar con nuestros anfitriones, vamos a la carretera en donde esperamos que alguien nos lleve. Esperamos varias horas y nadie parece que va en la misma dirección que nosotros. Ya me estoy desesperando y acaricio la idea de ir en bici.
De pronto vemos un ciclista que se acerca. Al acercarse más nos damos cuenta de que también anda viajando. Viene más cargado que nosotros... hasta trae una guitarra. Se llama Mathias, es alemán y está recorriendo todo el mundo. Nos dice que lleva unos 75,000 km. Nos cuenta que llegó a América por Santiago de Chile procedente de Nueva Zelanda. Una vez en Chile, se fue para el sur hasta Tierra del Fuego. Ahora piensa ir hacia Alaska y luego pasar a Rusia... ¡qué envidia me da! Claro que también lo admiro.
Siento que nuestro viaje es como ir a la tienda de la esquina en bicicleta cuando lo comparamos con el de él. También me siento muy mal por haber pedido aventón. Mathías y yo nos parecemos, a él tampoco le gusta la idea de pedir que lo lleven. Recuerdo entonces un comercial que usaba una canción de Serrat que decía: “Si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente, cualquiera las haría.” Es cierto y siento que estoy abaratando este viaje.
Ya son las 4:00 pm y decidimos que si no pasa nadie para las 5:00 mañana emprenderemos el viaje en bicicleta. Unos minutos antes de la hora pasa una camioneta que nos lleva hasta Kípor.
Espero poder terminar todo el resto del viaje en bici, pero debo recordar que no voy viajando solo y como dijera Vincent Van Gogh, un matrimonio no son dos mitades sino una sola unidad.

Semana Cinco

Día 30 (Oct 21, 05)

CHIHUAHUA(el cuarto estado)
Kípor, Son – Yépachic, Chih 39.11 km
11.05 am – 4:15 pm (Tiempo de Sonora; en Chihuahua 5:15 pm)
Día: 39.11 km (de nuevo en Vagabundo - mi bici)
Total viaje: 1410.77 km

Casi no lo puedo creer. Ya llevamos un mes en el camino y ¡es un sueño! Han habido días difíciles, pero disfruto de este viaje como pocas cosas he disfrutado en la vida. Estoy muy contento por esta gran oportunidad.
En la mañana unos niños indígenas pimes de la escuela nos llevaron a ver unas pinturas rupestres - al menos eso nos dijeron. No pude distinguirlas muy bien en la cueva, pero Janelle cree que sí se puede distinguir algo en las fotos que tomamos - tú puedes decidir y si ves algo, avísanos. Nos dijeron que había otras más adentro en los montes y que también tenían huesos de sus ancestros. Fue una lástima que no hayamos podido ir, pero tenemos que salir. Pienso en cómo comprendemos y valoramos el tiempo. Me quedo con más preguntas que respuestas.
Después de disfrutar un delicioso plato de cahuamanta, una sopa tipo menudo/pancita hecha principalmente con carne de mantarraya, salimos a la carretera. Esta vez sí pedaleamos y estoy feliz.
La primera helada de la temporada nos hizo saber que estábamos ganando altura. Se sentía mucho frío pero aún así nos subimos a las bicicletas. Janelle se siente contenta de haber disfrutando del descanso por los aventones y yo arrepentido, por los mismos aventones :o(.
Fue un día maravilloso a través de montañas y lugares muy bonitos. Todos dignos de ser fotografiados.
Nos quedamos en la casa de la famila del pastor de la misión Jesús es la Respuesta. Es una familia muy pobre y muy amable. Decidimos ir a la tiendita "más cercana" y cooperar con algo para la despensa.

Día 31 (Oct 22, 05)
Yépachic – Basaseachic
10:45 am – 5:00 pm
Día: 46.67 km
Total viaje: 1457.44 km
Otro día maravilloso a través de las montañas. En una bajada me se di cuenta de que la llanta de enfrente estaba gastada y se estaba haciendo un chipote. Así que al final del descenso le puse una nueva. Afortunadamente habíamos comprado una de repuesto en Guaymas.
Después de cambiar la llanta en un valle muy verde y tranquilo tuvimos que ascender por dos horas seguidas. Ovbviamente no podíamos ir muy rápido. Sólo fueron 8km a partir de ese punto, pero se nos hicieron casi eternos. Cuando llegamos a la cima, estábamos exhaustos.
Cuando llegamos a la cima, nos dimos cuenta que habíamos andado por 4 horas y apenas habíamos recorrido la mitad del camino del día. Janelle comenzó a dudar de nuestra capacidad para llegar al próximo poblado. Traté de convencerla de lo contrario.
Las batallas de Janelle son contra el desnámimo, le cuesta mucho seguir adelante. Por otro lado las mías son contra la ansiedad de llegar lo más pronto posible. También lucho por mantener la paciencia cuando tenemos que detenernos para descansar. Trato de mantener una actitud positiva sean cuales sean las condiciones del clima, de la carretera o del terreno. Algunas veces ayudo a Janelle jalándola o empujánola en los ascensos. En la cuarta foto de este día se ven las bicis, Dama y Vagabundo atadas con una cuerda. Janelle ha aprendido a reconocer cuándo me estoy frustrando. Probablemente no soy tan bueno como yo creía para controlarme a mi mismo.

Al fin convencí a Janelle para que siguiéramos. Afortunadamente el resto del camino fue muy rápido. Llegamos a un valle que parecía mágico: Cahuisori. Era un valle pequeño rodeado de rocas perfectas para escalar y con casitas dispersas... todo como sacado de un cuento de hadas. Poco tiempo después llegamos a Basaseachic.

Una familia de una iglesia del lugar nos dejó poner nuestra tienda de campaña afuera de su casa, que tiene al frente una construcción que funciona como restaurante. Fueron muy amables y cuando llegamos hasta calentaron agua para que nos pudiéramos bañar. Aunque fue una magnífica idea porque el agua estaba helada, se apagó el calentador y solo duró tibia al principio. Luego tuvimos que temblar en el agua fría. A Janelle le tocó la peor parte.
Nos enteramos que todos estos poblados que terminan en ‘chic’, han ido perdiendo la última ‘C’. Es decir que la gente local dice Basaseachi, etc.
Día 32 (Oct 23, 05)
Basaseachic
Día: 0 km
Total viaje: 1457.44 km
La temperatura ha bajado considerablemente en los dos últimos días. El hielo en nuestra tienda se derritió hasta después de las 10 de la mañana. Lo malo es que parte del hielo se formó dentro de la tienda y el frío era terrible. La foto de la bici es poco después de las 10 am y todavía tiene algo de hielo.
Fuimos a la Cascada de Basaseachic, la más alta de México con 246 mts de altura. No cupo en una foto, pero ponemos las dos para que tengan una idea. Caminamos hasta la entrada del Parque Nacional Basaseachic, de allí al borde de la cascada y de allí a un mirador en la parte baja, conocido como ‘La Ventana’. Es muy bonito y tiene unas formaciones rocosas extrañas que el agua ha hecho a lo largo de mucho tiempo.
No tuvimos suficiente tiempo para bajar más porque queríamos regresar a la iglesia por la tarde. Tomamos varias fotos de la cascada y sus alrededores antes de comenzar el camino cuesta arriba. Nos gustó mucho a pesar de que no había mucha agua en la cascada, pero vimos unas fotos de cuando el caudal es mayor la verdad es que son espectaculares.
Conocimos a unos motoclistas que salieron casi del mismo punto que nosotros y hablaban de lo cansado de su viaje. Cuando supieron que nosotros veníamos en bici, quedaron con la boca abierta. Simplemente no lo podían creer.
Por la noche nos quedamos dentro del pequeño restaurante tanto tiempo como pudimos ya que tenían un calentador a leña. Después nos fuimos a nuestra fría tienda y tratamos de cubrirnos con todo lo que tenemos. No venimos bien preparados para este frío. Me puse toda la ropa que tengo, y aún así pasé la noche temblando de frío. Janelle usa la bolsa de dormir más calientita y no tiene ningún problema.
Despierto con frecuencia y tomo el bacanora que me dio Salvador hace un par de días. Me arrepiento de no haber insistido lo suficiente para que Janelle comprara una bolsa de mejor calidad.

Día 33 (Oct 24, 05)
Basaseachic - Huevachic
10:40 am – 4:00 pm
Día: 38.14 km
Total viaje: 1495.58 km
Hay dos opciones para ir a Creel desde Basaseachic – la ruta larga y pavimentada (la recomendada por la mamá de Caperucita) y la de un poco mas de 100 km de terracería a través del bosque (la no recomendada por la mamá de Caperucita). Fue una decisión difícil pues Janelle no está acostumbrada a terracería y no estaba segura de poder llegar a nuestro destino, pero no queríamos tomar días extra tomando el camino largo. Al final seguimos el ejemplo de la Caperucita y nos fuimos por el bosque.
Janelle se veía nerviosa desde que dejamos el pavimento. Las llantas se patinaban y además íbamos cuesta arriba. Ella pensaba que nos iba a tomar una eternidad aún si no hubiera montañas.
Se detuvo un señor en una camioneta y ofreció llevarnos hasta San Juanito, que es donde termina. Janelle se sorprendió cuando yo accedí, básicamente porque me preocupaba por ella. Cuando comenzábamos a subir las bicicletas, Janelle me preguntó si estaba seguro y decidí que era tiempo de echar un volado - una moneda al aire lo decidiría todo... y fue seguir en bici. Agradecimos la invitación y seguimos pedaleando.
Vimos como se alejó la camioneta, Janelle tenía emociones contrariadas. Seguimos adelante y el camino era difícil para Janelle. Más adelante volvimos a hablar de la posibilidad de regresar al pavimento. En ese momento llegó otra camioneta y el conductor nos dijo que el camino estaba difícil pero que valía la pena por los paisajes. Era lo que necesitábamos oir y decidimos seguir adelante.
El consejo era correcto. Los paisajes eran extraordinarios y cuando menos en esta parte, los cerros no estaban tan grandes. Ya habíamos entrado en ritmo cuando de pronto, al lado del camino, escuchamos un sonido extraño: una víbora de cascabel advirtiéndonos que nos acercáramos mucho. Obviamente era digna de una foto y me acerqué un poco... no mucho porque aunque traemos equipo contra picaduras, sabemos que no hay servicio médico al alcance.
Poco a poco Janelle se sintió más segura en el camino de terracería y hasta bajaba rápidamente en los descensos. Sin embargo se sentía cansada por tener que concentrarse tanto y porque iba apretando el manubrio muy fuertemente. Así que cuando llegamos a Huevachic – solo un tercio del recorrido – decidimos quedarnos. Irónicamente nos dieron asilo en una pequeña clínica. Pensé que me hubiera podido haber acercado más a la vívora. La doctora y su familia fueron muy amables y nos invitaron a comer.
Haber leído "Diarios de Motocicleta" del Ché Guevara, nos había provisto de buenas ideas y argumentos para llegar a casas de desconocidos.
Día 34 (Oct 25, 05)
Huevachic – San Juanito
9:00 am – 7:30 pm
Día: 71.94 km
Total viaje: 1567.52 km


Comenzamos el día con mucho frío y un ascenso de 10 km. Como Janelle no se sentía muy segura todavía en este tipo de terreno, yo no podía jalarla o empujarla. Sin embargo ella se veía contenta y determinada a subir. Pero por lo que hasta ahora hemos hecho, se siente contenta y hasta orgullosa.
Después de un par de descensos largos, siguió un valle muy bonito – que estaba seguido, como corresponde, por otra cuesta. Con el tiempo Janelle estaba más y menos nerviosa. Así que amarramos las bicis y subimos en ‘tandem’. Fue un largo día, muy frío y duro pero muy bello – en realidad valió la pena venir por este camino.

Cuando llegamos al tercero y último ascenso se estaba haciendo tarde y Janelle se quería detener. Yo sabía que podíamos llegar hasta San Juanito. El sol se puso detrás de las montañas cuando llegábamos a la cima. Pronto se oscureció y bajó la temperatura todavía más. Todavía nos faltaban varios kilómetros y seguimos. Rodamos lentamente rebotando entre las piedras y evitando los hoyos en lo que cabía, siguiendo nuestros pequeños haces de luz. La oscuridad era impresionante y el silencio se sentía pesado.
Al fin pudimos ver las luces de la ciudad frente a nosotros.
Ya que era noche y estábamos cansados, decidimos llegar a un hotel porque sería difícil encontrar una iglesia a esa hora. La temperatura había bajado muchísimo. Cenamos unas hamburguesas baratas que nos supieron deliciosas.
Una vez que estuvimos en nuestra habitación en el hotel (la segunda vez que nos quedamos en hotel en este viaje), Janelle se arrepintió de todos sus pensamientos negativos acerca de su ambicioso esposo y yo de los míos acerca de los descansos tan largos de mi esposa. Lo hicimos en voz alta y nos reímos. ¡Qué bueno es estar haciendo esto con Janelle!

Día 35 (Oct 26, 05)
San Juanito
Día: 0 km
Total viaje: 1567.52 km


Encontramos una casa que pertenece a una pareja cristiana en donde quedarnos gratis y nos mudamos del hotel a la casa. El resto del día estuvimos trabajando en las computadoras para subir fotos y acutaulizar nuestra página - 15 horas entre los dos.
Janelle llamó por teléfono a nuestros sobrinos, los gemelos, por su cuarto cumpleaños. Ella había estado un poco nostálgica esta semana por no poder estar con el resto de su familia, así que esta breve llamada le cayó bien. Mientras caminábamos de regreso a casa, estábamos contentos de no tener que pasar la noche afuera.
Hace mucho frío y nos abrigamos con lo poco que traemos. Buscamos refugio en un restaurant de hamburguesas que tiene un horno grande y es muy calientito.
Día 36 (Oct 27, 05)
San Juanito – Creel
12:00 pm – 2:30 pm
Día: 40.94 km
Total viaje: 1608.46 km
Se pueden ver algunas de las subidas que tuvimos que hacer.
La pareja (siento mucho no tener sus nombres ahora) que nos prestó su casa nos ofreció un gran desayuno. Son muy amables, como muchas de las personas que hemos encontrado. A diferencia de los que desayunamos todos los días éste estuvo calientito.
Cuando estaba preparando a Vagabundo, mi bici, me di cuenta que tenía un rayo roto, probablemente resultado de haber caído en un hoyo en la oscuridad de hace dos noches. Di varias vueltas por todo el pueblo buscando un taller de bicicletas… mala suerte, ninguno.
Una vez en la carretera tuve que ir despacio, especialmente en las bajadas - que hubo bastantes - y en los valles. Esto me ponía de mal humor, me encanta ir rápido. El resto del camino Janelle se encargó de ir despacio... es decir en las subidas.
Me sentí algo frustrado, pero el camino es muy bonito y lo disfruté mucho - además siempre he soñado con ir a Creel, así que la idea de llegar hoy, me emociona mucho.
Con el tiempo y la distancia Vagabundo empeoró, pero al fin llegamos a Creel, que es muy popular entre los turistas que viajan en el tren de Chihuahua al Pacífico (Chepe). Es también un centro importante para los tarahumaras que viven en las Barrancas del Cobre y sus alrededores.
Creel cuenta con varios museos, tiendas con artesanías y valles escénicos que se pueden visitar en un solo día. Yo estaba súper contento... es como un sueño hecho realidad. Aunque había anticipado el momento de la llegada, en realidad no sabía que podía esperar de este lugar. Sabía que iba a tener algunos días para descubrir parte de él.
Estuvimos contentos que nos prestaron una cabaña detrás de una iglesia bautista para pasar algunos días y que pude encontrar un taller de bicicletas para que repararan la llanta. Así estuvimos listos para explorar este lugar por un par de días.


Hay formas más fáciles de llegar a Creel... pero no tan divertidas
Semana Seis
Día 37 (Oct 28, 05)
Alrededor de Creel
12:00 pm – 5:30 pm
Día: 27.02 km
Total viaje: 1635.48 km



Un día espectacular en los valles que se encuentran alrededor de Creel. La experiencia fue aún mejor porque no llevamos las alforjas y pudimos disfrutar de una vuelta sin el peso nuestro de cada día. Fue un placer para nuestras piernas. Además recordé mis tiempos cuando hacía bici de montaña con mis amigos de Honduras.
Primero visitamos la cueva de Sebastián. En realidad son varias cuevas en donde viven algunas familias tarahumaras. Leímos que pueden ser más grandes que una casa normal, que son más calientitas en invierno y muy frescas en verano, lo cual suena bastante bien. Sin embargo el choque cultural me hace sentir curiosidad por tales “comodidades”... la idea de la cueva parece tan primitiva.
Después nos fuimos al Valle de los Hongos. Éstas son unas formaciones rocosas que tienen la particularidad de que su base es mucho más esbelta que su parte superior. Cuando las vemos entendemos el por qué del nombre: parecen hongos gigantescos de piedra.

La siguiente parada es el Valle de las Ranas. No todas parecen ranas, pero la que está en la entrada, que también es la más grande no deja lugar a dudas - parece una rana gigante. Janelle intentó darle un beso para ver si se convertía en príncipe... para mi suerte eso no ocurrió.
De allí nos fuimos a la Iglesia de San Ignacio. Fue construida en el siglo XVII. Es muy sencilla, no hay nada sobresaliente en lo estético ni en lo técnico. La fachada tiene un par de relieves tarahumaras. En su interior no hay bancas y un coro que no tiene el esperado órgano tubular. Un anciano tarahumara me contó que las fiestas del pueblo son muy bonitas, viene mucha gente y matan entre 4 y 6 vacas para comer todos juntos.

Seguimos hacia el Valle de los Monjes. Son unas columnas de roca. Leímos que originalmente y
en lengua tarahumara este lugar se llamaba “el lugar de los penes erectos” y que era considerado un lugar especial para ceremonias de fertilidad. Es interesante pensar en la naturalidad con que se veía el cuerpo humano y cómo se ha perdido con el tiempo.

Por último fuimos al Lago de Arareko en donde comimos y platicamos tranquilamente de nuestro viaje. Habíamos comprado una botella de vino blanco para festejar. Janelle sólo tomó un poco así que me dí a la tarea de que no se desperdiciara. Es un lugar muy bello. Fue muy relajante y regresamos muy contentos a casa a asar bombones para cenar.
Día 38 (Oct 29, 05)
Creel
Día: o km
Total viaje: 1635.48 km


Nos dedicamos a caminar y visitar el museo y las tiendas de artesanías. Fue muy interesante conocer cómo los tarahumaras han decidido rechazar lo que nosotros consideramos las comodidades de la civilización y conservar su cultura y su estilo de vida. El resto del día lo usamos para lavar la ropa y preparar las bicis para el día siguiente.
Durante el tiempo que estuvimos aquí contacté a un mecánico que reparó el rayo roto de Vagabundo. No estoy muy convencido de cómo quedó pero no tenemos otra opción. Me arrepiento de no haber aprendido ni haber traído repuestos.
Día 39 (Oct 30, 05)
Creel – Divisadero
10:20 am – 4:00 pm
Día: 51.09 km
Total viaje: 1686.57 km
Teníamos mucho frío y no salimos temprano. No tenemos ropa adecuada para las temperaturas otoñales de Chihuahua. Nuestro plan es pasar más tiempo en la costa, además tenemos limitaciones de espacio y peso.

El camino, como casi todo lo que hemos hecho en Chihuahua fue extenuante. Janelle tenía algunos problemas para respirar y yo para mantener la paciencia - las Barrancas del Cobre es otro de los lugares con que he soñado por años. Me cuesta mucho tener que esperar, pero no debería ser una excusa.
Conforme fuimos avanzando fueron apareciendo las cadenas montañosas cuyos nombres tanto trabajo me costaron aprender en la escuela. Nos detuvimos varias veces y caminamos cuando las piernas no daban más. Las cuestas se sentían largas y los descensos cortos. Me preocupé un poco porque las balatas de nuestros frenos ya están muy desgastadas por el uso extremo a que han sido sometidas desde el principio del viaje.
Al fin llegamos. Comimos en una roca que permite ver tres cañones: el del Cobre, el de Urique y el Tararekua. La vista es impresionante. Es en estos momentos en los que uno se da cuenta que la escala humana, a la que tanto estamos acostumbrados en la ciudad, es tan pequeña comparada con el resto de la creación. Uno no puede evitar sentirse pequeño ante lo inmenso de lo que hay mas allá de los límites urbanos.
Aunque había visto fotos y me lo había imaginado, la realidad es mucho más impresionante y bonito. Sería ideal poder pasar aquí varios días para caminar y explorar estos lugares. Este lugar invita a pensar y a observar.
Nos quedamos en la Casa de los Abuelos, que son un par de ancianos que tienen un rancho con cabañas. Dado el frío que hemos experimentado en las noches, de menos de 0ºC, decidimos tomar una de las cabañas en vez de acampar. Cenamos en su casa y resultaron muy buenos conversadores. En un momento, Don Lencho orgulloso nos mostró una foto en la que está vestido como un cura o algo así. Resultó que era curandero o chamán y en la foto estaba realizando una ceremonia especial.
Cuando hablamos de mi edad me dijo que la idea de que uno se vuelve homosexual a los 41 es una superstición. Me pareció muy interesante que un chamán hable de supersticiones.
Día 40 (Oct 31, 05)
Divisadero, Chih – El Fuerte, Sin
10:20 am – 9:00 pm
Día: 22.13 km en Vagabundo (bici)180 km en tren (aprox)
Total viaje: 1708.70 km (solo en bici)
Clases de vuelo para Memo
Por la mañana, salimos a ver la famosa Piedra Volada. Es una piedra en la orilla de una peña que se balancea. Uno puede llegar a ella fácilmente, y después hay que dominar los nervios. El viento que sopla en ráfagas de vez en cuando añade emoción al momento. Janelle y yo nos tomamos unas fotos en la piedra y disfrutamos de este bello panorama.
En el camino se tronó otro rayo de la llanta trasera cuando pasé por un hoyo en la terracería. Esto, combinado con el mal estado de los frenos y las ganas de subirnos al tren, nos animó a irnos en el Chepe, el tren Chihuahua – Pacífico.
Fue toda una hazaña, ya que en esta época del año no llevan un vagón para carga y hay que convencer al conductor, a los boleteros y hasta a los agentes de seguridad. Ya que no hay nadie que repare los rayos, si no logramos convencerlos, vamos a estar atrapados en este lugar que tanto nos ha gustado. Yo tampoco aprendí porque el mecánico de bicis en Michigan me convenció de que no sería necesario.
Janelle también tomó clases de vuelo en la misma roca
Planeamos en la estraegia que usaríamos: en primer lugar nos olvidamos del tren de primera y nos enfocamos en el de clase económica. Necesitaba ser una acción bien planeada: Janelle subió las alforjas y yo fui a ver al boletero y al conductor. Mi historia les pareció honesta y, gracias a Dios, accedieron. Subí las bicicletas lo más pronto que pude y antes de que pudiera amarrarlas, ya estábamos en movimiento. Poco después hubo algunos desacuerdos con algunos de los guardias. Convenimos en cambiarlas de lugar – del comedor a la parte trasera de la locomotora - y problema resuelto.
El resto del viaje fue una experiencia inolvidable, un deleite para todos los sentidos. Cada lugar que mirábamos era digno de una postal. Témores me pareció el lugar más mágico de todos. Ojalá que hubiéramos planeado pasar un día en ese lugar.
El tren pasa por unos 86 puentes y túneles. En el recorrido descendimos más de 2,000 metros y la temperatura dejó de ser tan fría.

En la noche, cuando llegamos a la estación de El Fuerte, nos dimos cuenta que ésta se encuenta a unos 16 km del pueblo. No se nota en nuestro mapa por la escala. Obviamente no podíamos quedarnos ahí, asi que preparamos las bicicletas y en medio de la oscuridad comenzamos a pedalear por la carretera. Ya que era bastante tarde, nos quedamos en un hotel.

Día 41 (Nov 1, 05)
SINALOA(el 5º estado)
El Fuerte 3.78 km
Día: 3,78 km
Total viaje: 1712.48 km


Después de desayunar, nuestra primera tarea fue buscar un taller mecánico para arreglar mi bicicleta. Pensé que por ser día de todos los santos íbamos a tener problemas para encontrar las tiendas abiertas pero no fue así. El problema fue encontrar el rayo del tamaño adecuado y a un mecánico. Al final encontramos a don Tavo Delval. No solo la arregló sino que también nos ofreció un lugar para acampar en su jardín. Aceptamos inmediatamente.
Don Tavo, es un anciano sencillo, trabajador y muy amable. Se tomó el tiempo para enseñarme cómo cambiar los rayos y nos contó de su vida en el pueblo.
Por la tarde actualizamos nuestro blog y visitamos el cementerio para ver los preparativos para el Día de Muertos. Y cuando llegamos a la casa, nos dijeron que podíamos usar una de las habitaciones que estaban desocupadas. La idea nos cayó muy bien. Sin embargo, ya en la madrugada descubrimos que uno de los hijos de don Tavo es alcohólico y que guarda sus cervezas en un refrigerador en esa habitación.
Casi no pudimos dormir porque entró un par de veces más esa misma noche. Nos sentimos atrapados, pero a esa hora no había nada que pudiéramos hacer. Hablé con él. Tuve cuidado porque no sabía si era violento o si estaba armado. Pensamos que hubiera sido mejor acampar, como era el plan originalmente. Ahora era demasiado tarde y en estas circunstancias no hay mucho que se pueda hacer.
Aurelio, nuestro guía de turistas
Día 42 (Nov 2, 05)
El Fuerte
Día: 0 km
Total viaje: 1708.70 km

Cuando despertamos ya nos tenían preparado un desayuno caliente. Platiqué con Aurelio, el hijo de don Tavo y le dije que no habíamos dormido bien y que nos sentiríamos muy bien si no tomaba ese día. No supe que efecto tuvieron esas palabras, pero se acomidió a ser nuestro “guía de turistas” por el pueblo. Esto tenía un lado positivo: podíamos intentar disuadirlo en caso de que quisiera ponerse borracho.
Lo seguimos por los diferentes casas antiguas que recientemente han sido convertidas en hoteles y por otros lugares atractivos del pueblo. Al fin se despidió y Janelle y yo tuvimos tiempo de visitar otros lugares a nuestro propio ritmo.
Visitamos un hotel en donde vienen docenas de colibríes a refrescarse en un bebedero. La experiencia de fotografiarlos y verlos volar a menos de medio metro es especial.

Don Tavo nos dijo que Aurelio había desaparecido y que era altamente probable que estuviera tomando. Decidimos buscar un lugar alternativo para dormir esa noche y encontramos una iglesia Cuadrangular en donde poder dormir.
Tres colibríes: uno de vidrio, uno pintado y uno real

Salimos a caminar y comprar provisiones para el siguiente día. Una familia nos pidió nuestros autógrafos. Es la primera vez que alguie lo hace y nos sentimos importantes por unos minutos. Más tarde fuimos a dormir con la tranquilidad de que no tendríamos que lidiar con Aurelio ni con sus amigos.
El Fuerte tiene lugares muy bonitos

Día 43 (Nov 3, 05)
El Fuerte – Los Mochis
7:45 am – 2:45 pm
Día: 100.03 km
Total viaje: 1812.51 km

Salimos temprano y recorrimos el camino que no tenía nada de especial. Notamos que ahora había mucha vegetación... ¡¡¡tropical!!!
Llegamos a Los Mochis y nos costó mucho trabajo encontrar un lugar dónde pasar la noche. Aunque había conseguido los teléfonos de un par de iglesias, nunca pudimos contactar a los pastores ni a los miembros. Preferimos llegar a pueblitos en donde es relativamente fácil encontrar a personas sin miedo de recibir a dos ciclistas, extraños, quemados, sudados y muy cansados.
El club de ciclismo local parecía prometedor pero al final tampoco nos hizo caso aunque hablamos con algunos de sus miembros. Un señor que al principio se vio muy amable, nada mas nos hizo dar vueltas en vano. En total hicimos 20 km dentro de esta pequeña ciudad buscando un lugar dónde pasar la noche.
Cuando ya estaba oscureciendo, nos alcanzó un muchacho en una moto y nos dijo que no siguiéramos adelante pues estábamos entrando en un “barrio bravo”. Agradecimos su ayuda y nos ofreció una de sus tortillerías para que durmiéramos. Fuimos a verla y nos bañamos en una de ellas. Esa tortillería también sirve como habitación para uno de sus hermanos. Era pequeña y nos sentimos incómodos, por lo que no quisimos quedarnos en ella. Cuando llegamos a la segunda resultó que no llevaba la llave para abrir. Cansado de andar dando tanta vuelta le dije que nos llevara con un predicador que se oía a lo lejos y que nosotros nos encargaríamos de lo demás.
Nos guió en su moto y lo seguimos en nuestras bicis. Para no interrumpir hablamos con los que se veían claramente como los líderes, pero no nos hicieron mucho caso. Yo sabía que teníamos posibilidades una vez terminado el servicio, pero Juan – así se llama el chavo que nos estaba ayudando – se fue en busca de otra iglesia.
Regresó con buenas noticias y lo seguimos hasta una iglesia apostólica en donde nos dieron hospedaje. Estábamos muy cansados y nos hicieron esperar hasta poco después de las 10:00 de la noche porque tenían algunas actividades.
Janelle estaba tan cansada que se quedó dormida en una de las bancas exteriores hasta que llegó el pastor, José Cruz (pero no es el cantante de Real de Catorce). La espera valió la pena y dormimos en una suave cama matrimonial. Agradecimos a Dios por habernos hecho cruzar caminos con Juan.
Semana Siete
Día 44 (Nov 4, 05)
Los Mochis – Guamuchil
9:00 am – 5:00 pm
Día: 111.54 km
Total viaje: 1924.05 km

La cama estaba tan cómoda que no podía despertar. Cuando al fin lo hice, la esposa del pastor había preparado un desayuno calientito.
Así comenzamos nuestro día más largo (distancia) hasta ahora. No nos tomó mucho tiempo porque casi no hay cerros. Mantuvimos un buen ritmo y nos detuvimos cada 15 km para descansar.
En el primer pueblo, Gral. Juan José Ríos, nos tomamos un coco frío combinado con agua de horchata… delicioso. Cuando estábamos ahí, nos dimos cuenta de que habíamos dado una gran vuelta para salir de los Mochis. Era demasiado tarde para para remediarlo.
En Guasave tomamos un descanso largo para comer y descansar: una hora y media. Después continuamos con los últimos 40 km hasta Guamuchil.
Llegamos a Guamuchil directo con el pastor que nos habían recomendado en los Mochis. Nos dieron de cenar y nos ofrecieron un salón de la iglesia para quedarnos en la noche. El trato fue amable, pero distante. Nos llevaron unos platos de comida afuera mientras ellos comían en su casa. No nos molestó, en realidad solo buscábamos un lugar para dormir. Guamuchil no parece muy interesante, así que nos descansamos dentro de la iglesia.

Día 45 (Nov 5, 05)
Guamuchil – Culiacán
8:05 am – 4:05 pm
Día: 104.79 km
Total viaje: 2028.84 km

¿Puedes ver la urraca en el árbol? Claro que nuestra cámara no ayuda :o(Antes de salir logré contactar a Gerardo, el chavo que conocimos en Vícam, Sonora. Nos dijo que podíamos quedarnos con él en la iglesia en donde trabaja y vive. Ya con la certeza de tener un lugar para dormir salimos. Me siento muy relajado poder tener un lugar seguro para pasar la noche.
Decidimos que no tomaríamos la carretera de cuota con su generoso acotamiento porque era 40 km mas larga. La libre está en buenas condiciones, aunque en una ocasión un trailer nos forzó a salirnos de la carretera. En general el tráfico ha sido muy amable con nosotros en las carreteras que hemos estado; frenan o se pasan al otro carril para pasarnos.
Pasamos por otros cerros, pero nada comparado con lo que hicimos en Sonora y Chihuahua. Solo algunas veces tuve que ayudar a Janelle en las cuestas, pero avanzamos bien.
Nos detuvimos en un pueblo que se llama Pericos. Preguntamos si había pericos por esa zona, nos dijeron que sí, pero no vimos ninguno. Teníamos hambre y comimos ahí - un pollo entero, al mismísimo estilo Sinaloa.
Por un momento pensamos que habíamos visto quetzales, pero resultaron ser urracas. También tienen unas plumas largas en la cola, pero son color azul oscuro o negro. Hubo quien nos contó que podrían ser pavorreales… pero no somos tan ingenuos… ni tan incultos, ja, ja.
Cuando llegamos a Culiacán contactamos a Gerardo, quien nos llevó a cenar con la tía Ana unas deliciosas gorditas. Estuvimos con varios de los jóvenes con los que trabaja y nos divertimos mucho.

Parece un quetzal, pero es una urraca
Día 46 (Nov 6, 05)
Culiacán
Día: 0 km
Total viaje: 2028.84 km
Asistimos al servicio en la iglesia por la mañana y al terminar una señora nos invitó a comer. En el camino a su casa nos sugirió comprar pan de mujer, que es típico de la zona y además es muy rico – para nuestra suerte lo estaban sacando del horno. Después comimos machaca, un alimento frecuente en este viaje, al menos en el norte de México.
Por la tarde fuimos a un ciber-café para publicar nuestra sexta semana de viaje. Después de trabajar cuatro horas nos dimos cuenta que nuestra página no estaba funcionando bien. ¡Qué bajón! Así es la vida.
En la noche invitamos a Gerardo a cenar tacos. Gerardo trabaja con los jóvenes de su congregación y también en una gasolinera. También está pensando en casarse pronto. Ya era tarde pero no nos importó pues a estas alturas ya habíamos decidido quedarnos otro día en Culiacán para reponernos.
Día 47 (Nov 7, 05)
Culiacán – Las Arenitas – Culiacán
Día: 0 km
230 km en camioneta


Total viaje: 2028.84 km

Gerardo nos llevó a la costa. Él iba a comprar camarón para venderlo en Navojoa deespués. Pero no solo va a venderlo, principalmente va allá para su boda civil. ¡¡¡Felicidades a Gerardo y Aidé!!!.
Después de manejar por una hora llegamos a Las Arenitas. Descubrimos que Samuel, el señor que estaba buscando, se había ido a Culiacán.
La esposa de Samuel nos preparó un exquisito ceviche de camarón mientras esperábamos. Era la primera vez que Janelle veía como cocían el camarón con limón y no quería comérselo. Cuando preguntó cómo se cocía, le contestaron que no se cocía, solo "se le quitaba lo crudo".
Pelamos varios kilos de camarón y le agregaron pepinos, chile, cebolla. Cuando llegaron las tostadas nos dedicamos a disfrutar de esta delicia. Para mejorar las cosas, una vecina trajo unas deliciosas empanadas de camarón. La cosa no terminó allí, poco después al caminar por el pueblo, nos regalaron camarones gigantes asados. Evidentemente la economía de este pueblo se basa en el camarón, y aquí se puede conseguir a $20.00 pesos el kilo.
Disfrutamos de una caminata por la playa entre las pangas que tienen mástiles de bambú. Es muy bonito, pero la gente tira su basura en la playa. ¡Es terrible!
Gerardo no quiso esperar más, compró algo de camarón de otros vendedores y regresamos a Culiacán.
Aunque queríamos ver la catedral y el malecón de Culiacán, no tuvimos tiempo. Solo fuimos a la tienda para comprar eprovisiones para el camino. Nos fuimos a dormir para salir temprano el próximo día.

Día 48 (Nov 8, 05)
Culiacán – Cruz de Elota
10:00 am – 7:00 pm
Día: 129.75 km
Total viaje: 2158.59 km


Cuando estábamos listos para salir, nos dimos cuenta de que la llanta “antiponchaduras” que tan cara nos costó, no tenía aire. La chequé y noté que el hule en la base del pivote de la cámara estaba dañado. Lo cambié y salimos rumbo a nuestro destino de hoy: Cruz de Elota. Esto nos acercaría a más de la mitad del camino a Mazatlán, en donde esperamos pasar más tiempo.

En algún momento regresamos a una carretera de cuota y almorzamos temprano en una caseta de cobro. Cuando nos detuvimos en una estación de gasolina a eso de las 3:30 teníamos ya habíamos reocrrido casi 100 km y teníamos mucha hambre. Eso generalmente es bueno para un día, pero seguir y adelantar más. Botaneamos y descansamos unos minutos porque aún nos quedaban 36 km antes de la desviación para el pueblo y de allí unos pocos kilómetros más.

Janelle se sintió motivada porque nos quedaba algo de tiempo con luz de día y aceleró la velocidad. El sol se pone temprano por aquí (al rededor de las 5:30) y cuando se oscureció todavía nos faltaban 12 km. Prendimos las luces y avanzamos en la oscuridad.
¡Volvimos a romper nuestro récord de distancia recorrida en un mismo día, y también hemos superado los 2,000 km en este viaje!
Llegamos a una iglesia Apostólica listos para planchar oreja, pero el pastor nos dijo que estaba muy ocupado para atendernos. Él mismo nos mandó a otra iglesia, pero no había nadie. Nos moríamos de hambre. Un niñito nos recomendó unas hamburguesas callejeras y seguimos su consejo. Cenamos en la calle mientras esperábamos a quien quiera que fuera a llegar a la iglesia.
Las personas siempre sienten mucha curiosidad cuando nos ven llegar sucios y sudorosos del camino y con las bicis cargadas. Así que mientras cenábamos la dueña del negocia, Doña Juana y otras personas nos hicieron cuanta pregunta se les ocurrió.
Después de haber cenado y contestado las preguntas, Janelle preguntó si le permitiría bañarse. Doña Juana aceptó inmediatamente. Nos bañarnos y cuando terminamos nos ofreció una recámara para pasar la noche. Nos sorprendió su hospitalidad.
Día 49 (Nov 9, 05)
Cruz de Elota – Mazatlán 110.40 km
9:15 am – 5:15 pm
Día: 110.40 km
Total viaje: 2268.99 km


Doña Juana se levantó muy temprano y cuando nos levantamos ya tenía lista la machaca con huevo, los frijoles y las tortillas. Hablamos alegremente mientras desayunábamos y nos contó de sus hijos, del pueblo y de su negocio. Después nos pidió que nos quedáramos con ella esa semana. Nos contó de las playas cercanas para convencernos.
Le agradecimos mucho su gentileza, pero tenemos que seguir. En realidad su invitación era muy tentador. Nos despedimos con algo de tristeza. Nos encariñamos rápido con ella - probablemente porque es tan amable.
Salimos con la ilusión de llegar a las relajantes playas de Mazatlán en donde descansaríamos, leeríamos y escribiríamos nuestros diarios. Nos dijeron que habría que sortear unos cerros, que no fueron nada comparados con los que hemos pasado. Creo que la gente que vive en la sierra y la que vive en la costa tienen una percepción diferente de lo que significan plano y cerro.
Aún así le ayudé a Janelle en las cuestas para llegar lo más temprano posible. Nos detuvimos en un mirador, disfrutamos de la vista al mar. Allí platicamos con una pareja de canadienses que maneja su trailer hasta Mazatlán cada fin de año. Dijeron que ellos llegarían como en una hora... pero para nosotros era el resto del día. :o(
Planeamos almorzar en Mármol, a 30 km de Mazatlán pero nunca lo vimos. Así que en la siguiente caseta de cobro comimos galletas saladas con queso. Ahí me di cuenta que se había roto otro rayo. Afortunadamente había comprado algunos. Tanbién ya he aprendido de don Tavo y de las experiencias pasadas. Lo cambié.
Comer y arreglar la bici nos tomó casi dos horas - creo que no soy tam bueno y necesito práctica. Lo malo es que sólo podré practicar si se siguen rompiendo los rayos.
Tuvimos que apresurarnos para poder llegar a ver la puesta del sol en Mazatlán. Desafortunadamente unos kilómetros más adelante se ponchó la imponchable - y cara - llanta de la bici de Janelle. La reparación no nos tomó mucho tiempo y pronto estuvimos pedaleando nuevamente.
Llegamos a la entrada de Mazatlán justo a tiempo para ver la puesta del sol en la playa. Seguimos al viejo Mazatlán en donde encontramos una iglesia congregacional en el mero centro de la ciudad y nos recibieron muy bien. ¡La Catedral y el mercado estaban a solo unas cuadras, así como las playas.!

Día 50 (Nov 10, 05)
Mazatlán
Día: 0 km
Total viaje: 2268.99 km


Mazatlán es muy bonito con más de 25 km de playas y el 2º faro mas alto del mundo; el de Gibraltar es el único más alto. Me gustó pasar tiempo en la Catedral viendo el arte y la iglesia en general. Las playas más “bonitas” están en la parte turística, pero también nos gustó la costa rocosa cerca del centro. Disfrutamos del día caminando por el malecón y sentados en un restaurantito, Puerto Viejo, en donde estuvimos escribiendo en nuestros diarios.
Por la noche asistimos al servicio de la iglesia y nos fuimos a dormir temprano para salir el día de mañana. Nos gustó ver que en la iglesia había actividades culturales que son parte de los festivales del puerto.

Semana Ocho

Día 51 (Nov 11, 05)
Mazatlán - Escuinapa
8:40am – 4:45 pm
Día: 103.28 km
Total viaje: 2372.27 km


Nos tomó un buen rato salir de Mazatlán – pasamos por el embarcadero en donde vemos un crucero gigantesco. Cerca de él, un barco de carga y docenas de barcos pesqueros muy grandes, probablemente camaroneros.
La dueña de un restaurante junto a una estación de gasolina nos invitó un par de vasos de agua fresca. Nos dice que dos canadienses pasaron en sus bicicletas la semana anterior con rumbo a Patagonia. Nos gustaría encontrarnos con algunos de los ciclistas que andan por aquí.
El día pasó rápido – parecía que apenas habíamos salido de Mazatlán cuando nos dimos cuenta que ya habíamos recorrido la mitad de la distancia del día.
Fuimos a Rosario para comer nuestro típico almuerzo de tortas de aguacate con queso en el zócalo de este pueblecito. Leímos que Lola Beltrán nació allí.
Todo el viaje ha sido muy bello con flores de varios colores: rosa, naranja y moradas. Crecen entre los huertos que son muy verdes. Desde el momento que tomamos la rampa de salida el paisaje se vuelve mágico. Nos encontramos andando entre los huertos de mango recién cosechados. Al acercarnos mas al pueblo nos encontramos con mucha gente que camina, trota y anda en bicicleta. Aparentemente el atardecer es la hora de hacer ejercicio y todos aprovechan el nuevo camino a la carretera de cuota. Más tarde nos contarán que la razón es que acaban de inaugurar ese camino y todo el pueblo está feliz. Ver un pueblo así, también nos da alegría.
Dormimos en una iglesia bautista en donde nos dejan usar uno de los salones. También nos podemos bañar y lavar nuestra ropa. Como todavía era temprano fuimos a un cyber-café para publicar la semana siete del viaje.

Cualquier sombra era buena para almorzar o descansar

Día 52 (Nov 12)
NAYARIT

Escuinapa, Sinaloa – Playas Novillero, Nayarit 103.79 km
8:00am – 5:00pm
Día: 103.79 km
Total viaje: 2,476.06 km


Nos dijeron que la carretera de cuota sólo llega hasta Escuinapa. Así que nos regresamos a la libre. El camino sigue siendo bonito, pero es mas lento que el de cuota. La superficie es mas rugosa y crea mas fricción en nuestras llantas. Los camiones que pasan muy rápido y muy cerca de nosotros. Janelle no está acostumbrada y se pone nerviosa, se detiene o se sale al acotamiento. Yo me pongo nervioso de verla nerviosa. La carretera es angosa y no hay espacio para ayudar a Janelle empujándola en las cuestas mas largas.
Nos detuvimos en una tienda en Palmillas y platicamos con los dueños. Les preguntamos si nos pueden vender un plato de frijoles para comerlos con las tostadas que traemos y nos invitaron a sentarnos con ellos y comimos todos juntos. Este descanso en la sombra nos cae de perlas porque la humedad y la temperatura son muy altas.

No hubo un letrero de bienvenida entrando a Nayarit. Siempre nos hemos tomado una foto. Cuando entramos a Nayarit notamos que la carretera es más angosta y los conductores más agresivos. Nos detuvimos en Acaponeta y nos sentimos relajados de haber salido de la carretera.
Nos recomendaron un “botanero" en donde la botana es abundante y gratis en la compra de algo para tomar. Así que mi cerveza vino acompañada de unos deliciosos camarones, pescados y ceviche acompañados por música de banda tan tradicional en esta parte del país. Fue un buen negocio, sin lugar a dudas.

De Acaponeta tomamos un camino secundario rumbo a la playa. Nos sorprendió que estuviera en mucho mejores condiciones que la carretera principal. Hasta tiene un generoso acotamiento y el tráfico disminuyó mucho. Pasando Tecuala en camino volvió a ser angosto pero era prácticamente para nosotros solos. No había casi nada de tráfico. El camino estaá flanqueado por pantanos/esteros llenos de aves y
flores. Pasamos un puente que pasa sobre un río y llegamos a Playas Novillero justo a tiempo para ver la puesta de sol.
Los dueños de un hotel nos dieron permiso de bañarnos en una de las habitaciones y de poner la tienda de campaña en la arena. En realidad es muy amable de su parte.
Ya en la noche y en nuestra tienda las olas del mar nos relajaron y nos arrullaron durante toda la noche.

Día 53 (Nov 13) 41 km en bicicleta
Playas Novillero – San Vicente 18 km en camioneta
9:15 a.m. – 4:30 p.m.
Día: 41km en bicicleta
18 km en camioneta

62 km en autobúsTOTAL 121 km
Total del día: 121 km
Total viaje: 2494.06 km - solo en bici
Nuestro plan era irnos por la playa hasta Mexcaltitlán. Según el mapa hay un camino. Pero nos encontramos con que las tormentas habían deslavado gran parte de la playa.
No queríamos quedarnos atorados en la playa teniendo que empujar las bicis en la arena. Decidimos regresar por Acaponeta. Eso de regresar 39 km no me hizo gracia. Por eso decidimos pedir un aventón. Esto me hizo entender que lo que yo creía un símbolo universal del pulgar en el aire, no era tan universal comolo había pensado. La gente de aquí nos sonreía, nos saludaba amablemente y seguía su camino. Al final una persona nos llevó la mitad del camino.
Seguimos nuestro camino en las bicis, pero unos kilómetros más adelante se rompió otro rayo. Trabajé por más de una hora, pero como estaba detrás del piñón no pude arreglarlo porque no tenía las herramientas necesarias. Frustradísimos seguimos hasta Acaponeta sin el rayo y fuimos a un taller de bicicletas. Lo arreglaron y me enseñaron un truco para situaciones como ésta.

Comimos en el mercado dominical. Regreso a la carretera llena de tráfico de gente que regresa a sus casas después del fin de semana. Imagino que más de uno iba crudo o medio borracho. Habíamos avanzado casi 7 km cuando un trailer pasó muy cerca y Janelle - por los nervios - se salió de la carretera.
Cuando reanudamos el viaje notamos que un autobús se había detenido un poco mas adelante. Cuando pasamos los dos conductores nos hicieron señas para detenernos y platicar. Se llamaban Raúl Herrera y Benito Yáñez. Nos contaron que llevaban un autobús vacío pues acababan de dejar a unos trabajadores en Guaymas y ahora iban de regreso a Veracruz. Nos dijeron que nos habían visto antes y que admiraban lo que estamos haciendo. Nos ofrecieron llevarnos hasta donde quisiéramos. Para Janelle la tentación era fuerte pues las condiciones de la carretera, la hora (iba a oscurecer pronto) y el tráfico no eran nada agradables.
Yo había estado orando por que Dios nos cuidara - especialmente a Janelle - desde que entramos a la parte muy transitada. Sentí que era una respuesta divina y me sentí responsable por lo que le pudiera pasar a Janelle. Subimos las bicis en los compartimientos inferiores y avanzamos hasta la desviación que lleva hacia Mexcaltitán. Raúl y Benito resultaron muy agradables y platicadores durante los siguientes 62 km del viaje.

Al bajarnos del autobús nos despedimos y compramos un par de exquisitos helados con don Trini Luna. Él se emocionó con nuestro viaje y nos ofreció regalarnos uno de los dos helados. Aceptamos y nos tomamos unas fotos con él.
Seguimos hacia San Vicente. Don Trini nos dijo que había una iglesia en dónde podríamos quedarnos. Las personas a las que les preguntamos nos mandaron a una iglesia espiritista. No lo sabía cuando entré, pero en realidad sentí escalofríos cuando entré. No había nadie, solo un gran salón lleno de velas esparcidas por todo el piso y algunos otros objetos extraños que no reconocí. Afortunadamente no encontré a nadie. Al fin llegamos a una iglesia cristiana. El pastor de la Iglesia de Dios nos invitó a cenar junto con su familia. Son personas muy amables.
Después de una larga plática nos fuimos a dormir. Dormimos en nuestros colchones inflables en una palapa. Fue una noche excelente.


Día 54 (Nov 14)
San Vicente – Santiago Ixcuintla (vía Mexcaltitán) 73.03 km
9:30am – 4:45pmDía: 73.03 km
Total viaje: 2,549.09 km

(HASTA AQUÍ Y FALTAN PICS DE LOS DOS DIAS PREVIOS)
Un excelente día. El camino a Mexcaltitán cruza por pantanos y esteros. Había muy poco tráfico y estaba lleno de flores, vegetación y todo tipo de aves tropicales. Los últimos 8 km fueron sobre terracería y yo iba con mucho cuidado para no romper otro rayo. Llegamos al muelle y tomamos una panga con todo y nuestras bicis para que nos llevara a la famosa isla desde donde se cree que los mexicas (aztecas) salieron para llegar a la “tierra prometida” por sus profetas en Tenochtitlan (como lo pronunciaban Diego y Frida) donde encontraron en águila parada en un nopal devorando a la serpiente.

Las casas cubren la totalidad del pueblo. La isla tiene la fama de ser la “Venecia” de México porque el agua cubre las calles durante la época de lluvias. Las casas se inundan y la gente viaja en canoas por las estrechas calles. Como ya había pasado la temporada de lluvias y el museo estaba cerrado (todos los museos cierran los lunes) no había mucho que ver en la isla, pero el camino y el paisaje hicieron que valiera la pena, además de ser uno de los lugares que quería ver desde hace mucho tiempo.

Tomamos otra panga al otro lado de la isla para tomar el camino a Santiago. Al sacar las bicis de la panga noté que la llanta delantera de la bici de Janelle estaba desgastada y se estaba haciendo un chipote. Tuve que cambiarla con la última llanta de refacción que traíamos. Ahora hemos cambiado las cuatro llantas, aunque esperamos que duren, tendremos que comprar al menos una mas.

En Santiago encontramos otra iglesia apostólica y el pastor y su esposa nos recibieron muy bien. Habíamos comido unos tacos antes de llegar, pero nos invitaron a cenar y no pudimos rechazar esta invitación.

Día 55 (Nov 15)
Santiago – Tepic 73.40 km (y del nivel del mar a 900 metros de altura)
9 a.m. – 5:25 p.m.
Después de un suculento desayuno de jamón con huevo, nos volvimos al camino (todavía un camino secundario y con poco tráfico). Comenzamos con lomas pequeñas, pero poco a poco se fueron haciendo mas altas y mas pronunciadas – especialmente cuando llegamos a la “maxipista” (la carretera de cuota). Nos gustaría tener un altímetro para ver cuanto ascendemos en un solo día, ya que también nos topamos con unos descensos de considerable tamaño.

Una camioneta se detuvo para ofrecernos un aventón en una gran cuesta, Janelle estaba lista a aceptar con todo gusto, pero yo sigo algo empecinado en hacer este viaje en bici y de hecho me siento mal cada vez que nos han llevado. Después, en otra gran cuesta, otra camioneta se detuvo y nos hizo señales para detenernos. Guty es un entusiasta ciclista de montaña que vive en California, pero que viaja con frecuencia a visitar a su familia en Jalisco y lleva los últimos modelos de bicicletas y accesorios. Él estaba tan emocionado por nuestro viaje que trató de llamar a varios de sus amigos en su celular para que platicaran con nosotros, pero en realidad no todo el territorio es territorio Telcel como dicen. Nos dijo que iba a tratar de juntar a sus cuates para cuando pasáramos por su pueblo, pero desafortunadamente no vamos a pasar por allí. También dijo que iba a hacer el intento de alcanzarnos en Oaxaca para terminar el viaje con nosotros. Nos inspiró el poder hablar con alguien que se emociona tanto con lo que estamos haciendo.

La última cuesta fue mortal, generalmente los últimos 13 km los recorremos en poco mas de media hora, pero para llegar a Tepic hicimos dos horas y cuarto. Llegamos exhaustos y esperábamos encontrar una iglesia lo mas pronto posible (a estas alturas sabemos que esa es nuestra única manera de alargar el limitado presupuesto hasta el final), pero en ciudades medianas y grandes siempre es mas difícil. Ya había oscurecido cuando un pastor nos dejó quedarnos en una casa deshabitada. No había agua en el tinaco así que Janelle pidió una cubeta en una tienda, sacamos agua de la cisterna y nos bañamos. Unos tamales cerraron la noche maravillosamente y nos fuimos a dormir.

Día 56 (Nov 16)
Tepic – Jala 76.17 km
9:30? a.m. – 4:00? p.m.

Nos hubiera gustado ver un poco de Tepic – parece una ciudad interesante y con parques atractivos pero estamos tan cerca de Guadalajara y estamos un poco ansiosos de llegar. Yo estaba un poco nervioso de que nos dejaran entrar en la carretera de cuota, ya que nos estamos acercando al centro del país. Pero para mi sorpresa en la tienda de una de las cabinas de cobro me puse a platicar con un par de chavos que venían de Vallarta y me dieron $150.00 pesos para ayudarnos en el viaje.

Tuvimos los dos carriles y el acotamiento para nosotros solos pues desviaron el tráfico para el otro lado porque estaban arreglando la carretera. Solo tuvimos que caminar un poco en donde estaban las máquinas, poco después tuvimos que regresar al acotamiento y compartir la carretera con los vehículos.

Este hubiera sido otro buen día para tener un altímetro, ya que pasamos cerca del Volcán El
Ceboruco (2,052 mts) con ascensos y descensos continuos. Yo iba pensando que una de las peores cosas que pueden pasarnos al planear un día es terminarlo con una cuesta de varios kilómetros. Ya me estaba resignando a un último ascenso pero gracias a Dios la carretera pasó en medio de dos montañas y comenzó un descenso de poco mas de 10 km hasta la desviación a Jala. Una vez llegamos a 63 km/h en Baja California, pero me pongo nervioso cuando pasamos de 50 km porque sé que estamos cansados y no reaccionamos tan rápidamente como quisiéramos, por otro lado casi no tengo balatas y no puedo frenar con tanta seguridad como lo hiciera antes de pasar por Sonora y Chihuahua.

Jala es un pueblito muy bonito en las faldas de las montañas – uno de los pueblos mágicos de México. Nos quedamos en la iglesia El Buen Pastor y disfrutamos de la agradable compañía de su joven pastor, José, y su esposa Madai, quienes nos dieron de cenar y nos dejaron su cama. Que Dios los recompense por recibir de tan amable manera a un par de extraños sucios y cansados.


Día 57 (Nov 17)
JALISCO
Jala, Nayarit – Magdalena, Jalisco 73.28 km
11:00 a.m. – 5:40 p.m. (6:40 hora central)

Madai nos hizo empanadas veracruzanas para el desayuno y nos quedamos haciendo sobremesa por un buen rato. Salimos y fuimos a visitar un par de iglesias antiguas en el pueblo, así que empezamos bastante tarde. Jala es una ciudad mágica y vale la pena quedarse allí para visitar sus edificios coloniales, ver su artesanía huichol y subir al volcán El Ceboruco a solo 13 km del pueblo.
Avanzamos un poco y nos detuvimos en Ixtlán del Río para visitar los Toriles, una zona arqueológica y conocer el pueblo en el que Don Juan llevó a Carlos en el libro VIAJE A IXTLÁN de Carlos Castaneda. Después de una larga cuesta llegamos a un mirador en el que se aprecia la orografía de Plan de Barrancas y sus alrededores; nos sentamos y comimos nuestros sándwiches de crema de cacahuate. Jalisco tiene unas barrancas impresionantes.

Avanzamos un par de montañas mas, una de las cuales estaba cerrada al tráfico y disfrutamos de todo el camino para nosotros solos. El sol se puso detrás de las montañas mientras nos acercamos a Magdalena. Fue otro pueblo bonito con el Volcán de Tequila (2,628 mts y un nombre muy sugestivo) al oriente.

Rodamos en el pueblo y nos dijeron que no había iglesias evangélicas en el pueblo; no me sorprendió pues estamos en Jalisco uno de los estados más católicos de México. Pero una señora que vendía tamales nos dijo que ella conocía a varios evangélicos y que probablemente pasarían mas tarde por allí. Así que esperamos y nos invitó a comernos unos tamales mientras platicábamos y esperábamos. Esperamos y esperamos y comimos y comimos. Al final no encontramos con quien quedarnos, pero como la cena fue gratis, aceptamos su sugerencia de quedarnos en una posada barata.

Día 58 (Nov 18)
Magdalena - Guadalajara 80.87 km
10:30 am – 4:00 p.m.

Despertamos tarde y culpamos a la nueva zona horaria y fuimos al mercado a desayunar. Habíamos planeado detenernos en Tequila, pero como salimos tarde y como la carretera de cuota pasa mucho mas arriba que el pueblo, decidimos no detenernos y llegar hasta Guadalajara – en donde podremos descansar.

La carretera de cuota terminó en Zapopan y aunque el letrero decía 20 km para Guadalajara, la realidad es que ya era una zona conurbada. Habíamos llegado a Guadalajara, la 2ª ciudad mas grande en México y la ciudad donde nací. Llamamos a mi primo Rafa y nos encontró poco antes de llegar al periférico para llevarse nuestras alforjas. Fue un alivio andar sin peso hasta su casa en donde nos quedaremos la próxima semana… aunque él todavía no lo sabía. Aunque no llevamos peso, el tráfico de una gran ciudad es siempre difícil, especialmente un viernes por la tarde.

Nos dimos cuenta que no nos podíamos bañarnos pues Rafa se quedó con todo. Cuando él llegó nos bañamos y fuimos a cenar pozole y otros platos típicos en Santa Anita

Semana Nueve

Días 59 – 67 (Nov 19 – 28)
Guadalajara
Esta semana estamos descansando, comiendo bien, bañándonos con agua caliente y llevamos a checar las bicis. Claro que también visitamos a la familia y algunos lugares turísticos.

Las bicis necesitan balatas urgentemente, ya solo queda el metal en las llantas traseras. También hay que cambiar todos los rayos de la llanta posterior para evitar que se sigan rompiendo en el camino, que es una verdadera lata. Jesús Martín del Campo (el Chino) nos atendió muy bien y nos dio un descuento cuando le platicamos nuestro proyecto.

Hasta hoy hemos visitado el centro de Guadalajara, la catedral, varias iglesias en el centro, el Centro Cultural Cabañas y el Museo Regional de Guadalajara. También hemos ido a Tlaquepaque y visitado varias tiendas de artesanías y el Museo Regional de la Cerámica y las Artes Populares de Jalisco. Caminamos por las típicas calles con obras de arte por todos lados y disfrutamos de unos deliciosos helados

Mañana estamos invitados a una boda, así que tenemos que conseguir ropa adecuada, ya que obviamente no venimos preparados para esto.
Días 64-67 (Nov 25-27)
Guadalajara (Ver semana 9) 28.89 km en la Ciudad

Semana Diez
Día 68 (Nov 28, 05)
Guadalajara
Planeábamos salir hoy, pero no fue difícil convencernos para que nos quedáramos un día mas en vez de regresar a la carretera. La FIL – Feria Internacional del Libro – en Guadalajara, que es la más grande de toda Latinoamérica fue una buena excusa – especialmente para dos adictos a los libros como nosotros, así que cuando Rafa nos dijo que nos quedáramos un día mas para verla, aceptamos inmediatamente. Descubrimos que no se abría al público sino hasta las 5:00 pm, así que pasamos el día en internet subiendo fotos.
La FIL fue sorprendente – un centro de convenciones de bastante buen tamaño lleno de filas y filas de casas publicadoras que mostraban cientos de títulos cada una. Estuvimos por más de tres horas y ni siquiera pudimos ver una cuarta parte de la exposición.

Debatimos si usábamos el resto del dinero para el viaje para comprar libros y regresarnos a Toluca, pero aunque fuera tan tentador, aquí nos tienen en dos estados mas adelante… y sin libros nuevos. Rafa nos llevó a casa y nos preparamos para dejar las comodidades de su casa para seguir nuestro viaje en bici.

Día 69 (Nov 29, 05)
Guadalajara – Ciudad Guzmán 42.38 km en bici
9:30 am – 12:00 pm ponchadura – 1:30 p.m. 70.00 km en camioneta
Al fin nos animamos a dejar la cómoda cama que nos prestó Pau (muchas gracias Pau) y la regadera con agua caliente y reiniciar el viaje. Vencer la pereza fue lo mas duro del día. Lo primero que encontramos fue un largo ascenso a la salida de Guadalajara, pero de ahí en adelante fue una gran recta en un valle. Desafortunadamente no avanzamos mucho pues de pronto escuchamos una explosión y tuve que brincar de la bici pues perdí el control cuando se reventó la llanta delantera. Siempre hemos llevado llantas de repuesto durante todo el viaje (acabamos de comprar una mas el día de hoy), y ahora que la necesitábamos no teníamos una. Pensamos que con las cuatro llantas nuevas podríamos llegar hasta Colima y comprar otra. Estuvimos equivocados y ahora estábamos atorados a un lado de la carretera. Gracias a Dios que no pasó en un descenso – en donde normalmente llegamos a los 50 km/h – los que acabábamos de pasar unos kilómetros atrás.

Santiago, Teresa y Beto nos recogieron en su camino a Cd. Guzmán y nos dejaron enfrente de un taller de bicicletas en donde compramos dos llantas, por si las dudas.

Chelín, la hermana del esposo de una de mis primas nos hospedó esa noche, con una cama cómoda y regadera con agua caliente. Así que tuvimos tiempo para reajustarnos a las incomodidades del camino, después de haber estado en Guadalajara.


Día 70 (Nov 30, 05)
COLIMA
Ciudad Guzmán, Jalisco – Colima, Colima 71.35 km
9:00a.m. – 1:10 p.m.

Después de un día fácil el día de ayer, estábamos listos para comenzar el viaje en serio el día de hoy. No fue un día normal tampoco, fue mágico. Habíamos subido 1,500 mts hasta Guadalajara – y ahora íbamos de regreso a la costa – todo fue cuesta abajo. Generalmente esto implica grandes subidas y bajadas más grandes, pero construyeron muchos puentes en la carretera de cuota que pasan sobre los cañones y cañadas, por lo que en realidad fuimos en descenso la mayor parte del tiempo.

Los primeros 25 km pedaleamos fácilmente a 50 km/h mientras pasamos por el Volcán de
Fuego, a nuestra derecha, que tenía una pequeña fumarola. Estuvimos tan cerca que hoy en la mañana encontramos cenizas sobre nuestras bicis, y las casetas de cobro tenían luces preventivas, ese día en alerta amarilla – nada serio que temer.

Los paisajes increíbles y la facilidad para pedalear hicieron de este día uno muy grato y memorable, que ni siquiera los pocos ascensos que encontramos a mitad del camino pudieron arruinar. Y menos aún cuando los últimos kilómetros fueron cuesta abajo hasta el mero centro de Colima.

Nos quedamos en un hotel pues no había nadie en la iglesia que encontramos porque no queríamos desperdiciar el día buscando un lugar para quedarnos, siempre mas difícil en ciudades que en pueblos. Colima es una ciudad muy bonita. Tuvimos tiempo de caminar por el centro y visitar el Museo de Historia de Colima. Por la noche presenciamos parte de un festival cultural. Vimos bailables de adolescentes y de niños, pero no a los adultos. Todos ellos con trajes tradicionales – un broche de oro para este bello día.

Día 71 (Dic 1, 05)
MICHOACÁN
Colima, Colima – San Juan de Alima, Michoacan 95.49 km
9:30 a.m. – 4:30 p.m.

Comenzamos con un par de ascensos a la salida de Colima, lo que significaba que tendríamos un descenso mas largo hasta la costa. Los frenos delanteros de mi bici no funcionaban bien, así que los descensos tuvieron un toque extra de adrenalina.

Avanzamos 45 km hasta Tecomán en solo un par de horas (un excelente tiempo para una bici de montaña cargada) y comimos en el parque. El menú fue la ahora típica torta de crema de cacahuate con un par de tacos callejeros de postre. Tecomán también marcó el fin de la carretera de cuota.
Al fin, en la costa de Tecomán encontramos un tramo como el que esperé que fuera gran parte del viaje (y que le platiqué a Janelle), plano. En los más de dos meses que llevamos en el camino nunca hemos dejado de ver montañas; unas de lejos, otras debajo de nuestras llantas. Quizá no todas son estrictamente montañas, pero siempre hay que pedalear cuesta arriba. De hecho hoy ya habíamos visto las montañas mas adelante, pero nos alegramos cuando dimos vuelta antes de llegar a ellas – y mas contentos cuando descubrimos que vendían bolis (también llamadas congeladas) que son bolsitas de plástico con agua congelada de sabor y que solo cuestan un peso – son una excelente forma de mitigar el calor de un día como hoy.

El camino nos llevó a las montañas y al final comenzamos con lo que el libro Bicycling Mexico llama los 100 km de “los montes mas espantosos” de la costa. Afortunadamente solo pedaleamos por los primeros 10 km y llegamos a nuestro destino en la playa. Los dueños del Hotel Miramar nos dejaron poner nuestra tienda de campaña en su patio, justo frente a la playa. Y por primera vez nadamos en el Pacífico (en Novilleros nos pusimos los trajes de baño, pero nos rajamos cuando tocamos el agua fría). Las olas aliviaron nuestros cansados músculos y nos divertimos mucho chapoteando entre ellas. Nuestros estómagos nos recordaron que era tiempo de salir del agua y disfrutamos de unas deliciosas hamburguesas frente al hotel.

Las olas se veían muy bellas en la noche estrellada, así que nos sentamos a escribir nuestros diarios antes de irnos a dormir.
Semana 11
Día 72 (Dic 2)
San Juan de Alima – Maruata 62.05 km
9:30 am – 3:45 pm

No dormimos muy bien a pesar de estar en un lugar muy tranquilo; una de esas cosas que suelen pasar. Desayunamos en el hotel en donde nos dejaron acampar – los hot cakes de Janelle y mis chilaquiles nos cayeron de perlas.

La primera parte del viaje fue cuesta arriba y como siempre traté de aminorar el esfuerzo que hace Janelle empujándola por la espalda. Pero en una recta, a los 8 km de haber salido, ella sintió un dolor en la rodilla y nos detuvimos. Yo contemplé la posibilidad de regresarnos, pero ella me convenció para que siguiéramos y afortunadamente así lo hicimos. El resto del camino estuvo lleno de ascensos y descensos, pero no muy difíciles. Lo bueno de este tipo de terreno es que permite tener vistas impresionantes de las playas, bahías y el océano.

Una vez que pasamos la desviación a Aquila, un pueblo minero, el tráfico disminuyó
considerablemente. Nos volvimos a detener en varias ocasiones. En Ticla platicamos brevemente con dos chavos que han estado viajando de aventón desde Nueva York. En Faro de Bucerías exploramos la posibilidad de ir a la Playa para comer, pero había que bajar por 3 km, lo cual implica subirlos después de comer, así que lo olvidamos. En Colola vimos un anuncio de viveros de tortugas, pero estaba lleno, no había agua para bañarse y estaba caro ($50.00 por persona). Finalmente en Maruata en donde nos dejaron quedarnos gratis y sin tener que consumir, pero consumimos unas deliciosas “pescadillas” o sean quesadillas de pescado y sopes.

A las 3:00 am nos levantamos a ver si veíamos tortugas marinas. Vimos dos y una de ellas durante todo el proceso de hacer el nido, desovar y tapar el nido. Pero para ese entonces ya la habíamos sacado del nido para que no enterrara sus huevos. En total un poco mas de dos horas. Esta ha sido, sin duda, una de las mejores experiencias no solo de este viaje, sino de toda la vida.

Día 73 (Dic 3)
Maruata 0 km
Nos quedamos un día más a descansar y nos dedicamos a leer, escribir y por supuesto caminar en la playa y nadar. Platicamos también con la familia que nos dejó dormir en su enramada.

Por la noche fuimos a ver si podíamos ayudar a liberar las tortuguitas recién nacidas en el océano pero por mas que esperamos no las liberaron. Así que nos conformamos con verlas en la tina y con pláticas y anécdotas de las personas que recogen los huevos.

Dormimos temprano para seguir nuestro camino.

Día 74 (Dic 4)
Maruata – Huahua 65.88 km
10:00 am – 4:40 pm

Despertamos con una espectacular salida del sol. El día también lo fue con un sinuoso camino lleno de cuestas y bajadas que nos permitieron vistas espectaculares. Casi no nos separamos del Pacífico. También me propuse ayudar a Janelle lo más posible para que no se lastime la rodilla y como consecuencia yo terminé exhausto.

A los 36 km tronó la cámara de la llanta delantera. El tronido me hizo pensar por unos instantes que nos íbamos a quedar atorados otra vez por falta de llanta, pero solo fue la cámara y en unos minutos ya estábamos de regreso en el camino.

Nuestro plan original era llegar a Caleta de Campos, pero nos dimos cuenta que difícilmente pondríamos llegar con luz, así que nos quedamos en Huahua. Un pueblito de paso en el que no hay mucho que ver a pesar de que hay playa y en ese día debutaba un circo. Los policías nos dejaron dormir en el patio de la oficina pero logramos que al final nos dejaran dormir en un salón que será utilizado en el futuro como laboratorio de cómputo.

Día 75 (Dic 5)
Huahua – Playa Azul 92.48 km
8:50 am – 4:45 pm

El terreno se fue volviendo plano y avanzamos muy bien. Aún así el camino, la vegetación, la costa y las montañas nos impresionaron.
Almorzamos en Caleta de Campos que resultó ser un pueblo muy bonito. Nos hubiera gustado poder pasar mas tiempo aquí, pero así son las cosas. Así que con un par de tortas en el estómago salimos a nuestro destino. Desafortunadamente Janelle se topó con la puerta de un carro y cayó un tanto aparatosamente pero afortunadamente no se lastimó.

En Playa Azul nos dejaron acampar en el terreno de la Iglesia Presbiteriana pues la casa que está dentro de la propiedad está ocupada por una viuda y sus tres hijos. Estuvimos contemplando posibilidades lejos de los árboles de coco pues es el tiempo que algunos caen y pueden matar a una persona. Pero ella dijo que podíamos quedarnos en esa casita y que ella se podía ir con sus familiares que viven al otro lado de la calle. Con un poco de vergüenza aceptamos y pasamos una noche muy cómoda.

Día 76 (Dic 6)
Playa Azul – Lázaro Cárdenas 26.05 km
9:00 am – 9:50 am
El día más corto de lo que va del viaje.

Nos fuimos por una carretera que no aparece en el mapa. Es una carretera que acaban de hacer y corre paralela a la costa hasta Lázaro Cárdenas. Llegamos mas rápido de lo que esperábamos pues según los mapas nos encontrábamos más lejos.

Nos hospedamos en una casa de Juan, que es co-pastor de la Iglesia El Shaddai. Es una casa para renta que está vacía, pero que nos sirvió muy bien para descansar.

Como llegamos temprano, nos dedicamos a actualizar la página. Casi no lo logramos pues antes de terminar hubo un par de apagones, pero al final lo logramos.

Como anécdota del día, fue que por la noche en el camino de regreso a la casa alcanzamos a una pareja que iba caminando. Al pasar junto a ellos el muchacho dijo "¿Ya están aquí?" nos sorprendió su pregunta y luego nos explicó que habíamos platicado con él en Huahua. ¿Cuáles son las posibilidades de que eso pase?

Día 77 (Dic 7)
GUERRERO
Lázaro Cárdenas, Mich - Zihuatanejo, Gro 104.90 km
9:25 am – 5:15 pm

Unos gatos peleando no me dejaron dormir bien, pero no me siento cansado. Claro que la negativa que recibí de la organización que otorga becas también contribuyó en gran manera, y más porque paso por un año el límite de edad “óptimo”. Creo que pronto estaré enfrentando los problemas de crisis de la edad media :o) Me dio que pensar durante el viaje.

Salimos de Lázaro Cárdenas rumbo a nuestro décimo estado en este viaje. La salida fue algo complicada pues nos dimos cuenta que la gente no está acostumbrada a dar direcciones y en vez de decir “dan la vuelta” siempre dicen “derecho”. Los letreros en el camino eran casi igual de confusos, pero al final estuvimos en camino – primero por la carretera de cuota y luego por la libre.

Las dos frases célebres de este día son:

Si se van por la de cuota se ahorran como… como… bastante tiempo.” Lo cual muestra la relatividad del tiempo.
De aquí en adelante es pura bajadita.” Cabe aclarar que esta frase fue dicha a nivel del mar, pero creo que hay pocas posibilidades de hundirse.
El camino se vuelve menos dramático, pero sigue habiendo cuestas. En la libre nos enfrentamos a un nuevo reto. Las plantas y hierbas a los costados de la carretera han invadido el pequeño acotamiento y disminuyen la visibilidad, especialmente en las curvas lo cual nos expone un poco más. Gracias a Dios el tráfico era lento y muy amable.

Los últimos 10km son casi pura subida, lo cual es difícil después de varias horas pedaleando… hoy ya habíamos recorrido mas de 90 km.

Un viejecito, don Miguel nos vio y nos dijo que era dueño de un hotelito y que también era ciclista y que nos daría un buen precio. Negociamos un poco y nos quedamos con él, que resultó muy buen conversador.

Día 78 (Dic 8)
Zihuatanejo – La Barrita 56.01 km
12:15 pm – 16:30 pm

Nos levantamos temprano y decidimos caminar por el centro y el malecón ya que estábamos en
Zihuatanejo. Había mucha gente la mayoría pescadores que vendían el producto de su trabajo; artesanos, restauranteros y gente que vende paquetes turísticos. Es muy colorido y bonito. También llegó mucha gente que venía en un crucero. Mas en la costa caminamos por un andador sobre rocas negras que parecen volcánicas. El agua es muy clara que pudimos ver muchos peces de varios colores.

Comimos en Petatlán, que se supone que es colonial, que tiene petroglifos y una iglesia monumental…solo lo de la iglesia resultó cierta, pero no es de una arquitectura muy atractiva. Como habíamos salido tarde de Zihuatanejo, contemplamos quedarnos, pero al final decidimos avanzar un poco más. Llegamos a La Barrita que es una pequeña población de no más de 20 o 30 casas. Tiene varios restaurantes y nos quedamos en uno de ellos en donde nos dieron permiso para acampar. Había también un par de alemanes que estaban viajando por México, surfeando y aprendiendo español. Platicamos con ellos y con los dueños del restaurante muy relajadamente.

Dormimos en la playa arrullados por el sonido de las olas.

Semana 12

Día 79 (Dic 9, 05)
La Barrita – San Jerónimo 109.17 km
9:40 am – 4:45 pm
El clima caluroso y húmedo nos hizo sudar la gota gorda mientras pedaleábamos, pero nos alivió la brisa marina y el terreno fue fácil. Disfrutamos sentir que la bici avanzaba rápido y nos hacía sentir la brisa en la cara – un sentimiento de libertad y alegría. A Janelle le gustan este tipo de días para recordar por qué le gusta andar en bici. Comimos tarde, así que nos estábamos muriendo de hambre cuando nos detuvimos en una tienda para comprar pan, jamón y queso. Comimos demasiado y Janelle se quedó dormida en la banca de madera enfrente de la tienda. La desperté para recordarle que era necesario seguir. Cuando llegamos a San Jerónimo tuvimos algunos problemas para encontrar en donde quedarnos a dormir. Al final íbamos de regreso, saliendo del pueblo a un restaurante que habíamos pasado en el camino para pedir permiso para acampar cuando pasamos frente a un Salón del Reino de los testigos de Jehová, que iban saliendo de su reunión. Una de las señoras nos dijo algo mientras pasábamos y nos detuvimos a pedir permiso para dormir en su jardín que estaba muy verde. Nos dijeron que no era posible que nos quedáramos en la propiedad del salón, pero uno de ellos nos ofreció el patio de su casa. Lo seguimos hasta su casa y nos puso un colchón en el pórtico de su casa – con la tienda de campaña hicimos una cortina que nos diera algo de privacidad de la gente que pasaba por la calle. Nos sentimos seguros cuando estamos en la propiedad de una persona, pero su perro no quiere a los visitantes y ladró casi toda la noche. Ya se había ido cuando amaneció, no sin antes haber “marcado” nuestra tienda como su territorio.

Día 80 (Dic 10, 05)
San Jerónimo - Acapulco 88.98 km.
9:25 am – 4:00 pm

Una vez que almorzamos en Coyuca tomamos el camino menos transitado. Me dijeron como llegar a la playa y de allí tomar una panga para cruzar el lago y seguir por la barra de arena entre el Pacífico y el lago hasta Acapulco. El camino fue muy bonito en medio de estos dos cuerpos de agua. Todo el camino es un tramo muy relajado de hoteles, restaurantes y centros recreativos de esquí y botes.
Una vez en Pié de la Cuesta, volvimos a la carretera principal que estaba llena de tráfico que subía lentamente hacia Acapulco – agravado por las peregrinaciones guadalupanas. Fue un pedazo bastante tenso y casi me caigo cuando se me atravesó un cachorro justo cuando tenía un carro al lado y tenía los zapatos atorados en los clips del pedal. Afortunadamente la mayoría de los conductores fueron pacientes y nos dejaron pasar y también detuvieron a los menos pacientes en las curvas en las que es potencialmente más peligroso para nosotros.

Finalmente llegamos a la Bahía de Acapulco, la famosa Costera Miguel Alemán, con sus hoteles y edificios de varios pisos. Celebramos nuestra entrada con unos helados esperando la llegada de mi amigo Miguel Hidalgo (les juro que ese es su nombre) y sus hijas Mariana y Daniela para que
abrieran la casa de la abuelita del Chino (alias José Garza), que vive a solo cuatro cuadras de la Costera. Nos reímos un poco pues en la nevería nos encontramos no solo con Mike y sus hijas, sino con dos alemanes y un austriaco y todos, hasta nosotros vivimos en Toluca… vaya coincidencia.

Después de la terrible noche de desvelo, gracias a Cujo (ver obras de Stephen King) disfrutamos del confort hogareño de esta casa.

Día 81 (Dic 11, 05)
Acapulco 0 km

Mike y yo fuimos de compras mientras las chicas aun dormían. Luego hicimos un gran desayuno y nos relajamos, ellos en la alberca y yo viendo el partido del Toluca contra el Pachuca en las semifinales. Toluca ganó y esperamos tener acceso a una tele la próxima semana para ver la final.
Fuimos a la playa como a las cinco de la tarde, pero el mar estaba muy sucio y no nos metimos. Vimos a varias personas en paracaídas y otros en acua-motos y todos nos hicimos unos tatuajes de gena por solo $20 pesos. Janelle y Mariana se hicieron una mariposas, Daniela una lagartija y yo un ángel pues va con mi personalidad (Mike se nos rajó). En la noche fuimos a ver a los clavadistas de la Quebrada. Llegamos un poco tarde y solo vimos a dos de los tres, pero antes de irnos anunciaron que 40 clavadistas iban a participar en honor de la Virgen de Guadalupe, pues nos quedamos. Todos ellos pasaron junto al público llevando antorchas encendidas – el más pequeño tenía unos 7 u 8 años – cruzaron nadando por el canal y escalaron la peña de la Quebrada. El más pequeño no subió hasta arriba, pero nos puso nerviosos verlo esperando en una terracita. Después de una breve misa comenzaron a lanzarse uno por uno, en pares y hasta en tríos. Unos de los clavadistas eran ya la 3ª generación. A las 11:30 pm decidimos irnos y cenar pues estábamos muy hambrientos; una pizza fue una buena manera de finalizar el día.

Día 82 (Dic 12, 05) Día de la Virgen de Guadalupe
Acapulco 0 km

Mike y yo preparamos el almuerzo. Janelle y yo sabemos que va a ser difícil volver a la dieta de
tortas de crema de cacahuate y cajeta a partir de mañana. Fuimos a la Isla de la Roqueta en la lancha de fondo de cristal. Vimos la estatua de la Virgen, Reina del Mar, a la que le rezan los lancheros y pescadores. También vimos muchos peces de colores que se acercaban al buzo que les daba de comer un erizo marino. La pequeña playa de la Roqueta es mucho mas limpia que la que vimos ayer, pero había mucha gente. Nos divertimos nadando y refrescándonos por un buen rato.

Mike y sus hijas tenían que regresar a Toluca, así que preparamos una cena de despedida que incluyó bisteces, puré de papas y pasta y después de eso salieron. Janelle y yo discutimos nuestras opciones para terminar el viaje con el dinero que nos sobra. Hemos necesitado más tiempo del que planeamos originalmente y no es posible terminar por la ruta que planeamos al principio. Nos fuimos a dormir pensando regresar a Toluca la siguiente mañana.

Día 83 (Dic 13)
Acapulco 0 km

Pasamos la mañana planeando nuestro regreso a Toluca y dejar las bicis para que se las lleven luego. Luego cambiamos de opinión – y de ruta – y pasamos la tarde preparándonos para seguir adelante. Compramos las cosas que necesitábamos y aprovechamos que estamos en la ciudad para celebrar el cumpleaños de Janelle, unos días antes. Así que vimos Crónicas de Narnia – una de las historias favoritas de Janelle cuando era niña. Nos gustó mucho – y la recomendamos si no la han visto. Muestra de una manera elocuente lo que Cristo hizo por nosotros. Al final un poco mas de internet que mi “don” de verbo logró que fueran gratis.

Día 84 (Dic 14)
Acapulco – San Marcos 71.34 km
9:45 am – 4:00 pm

Después de cerrar la casa, comenzamos a subir la cuesta de salida de Acapulco pasando por el
lujoso Acapulco Diamante. Es una pendiente muy pronunciada y nos hizo detenernos varias veces y sudar a cada pedalazo.

Comimos (de vuelta al menú del viajero) en una tiendita en la que una madre ayudaba a sus dos hijos y a su sobrina con la tarea mientras dos pollitos picoteaban a un cachorrito que dormía profundamente a nuestros pies – fue una comida relajante.

Una hora y media mas tarde llegamos a San Marcos y nos dimos cuenta que no teníamos suficientes horas de luz para llegar hasta donde habíamos planeado, así que nos detuvimos a buscar un lugar para pasar la noche. Nos dijeron que las pocas iglesias protestantes estaban fuera del pueblo así que decidimos checar la iglesia católica. El Padre nos dijo que la casa era vieja y que se estaba cayendo, que no nos podíamos quedar, pero dijo que podía ayudarnos con un hotel. Checamos el precio y esperamos a que regresara. No sabíamos si él pagaría, así que buscamos un lugar alternativo para poner la tienda justo detrás de un restaurante en donde cenamos –como parte del trato por el permiso – mientras esperábamos por el Padre. Cuando regresó, nos dio los $150.00 pesos para la habitación – y nosotros tuvimos una noche gratis en un hotel con una buena cama, regadera, ventilador y hasta televisión. Decidimos cortarnos el cabello, aunque Janelle lo trae mas corto cada vez, aún no se atreve a rasurarse la cabeza, como le he sugerido.

Día 85 (Dic 15)
San Marcos – Juchitán 100.31 km
9:25 am – 5:00 pm
Janelle practicó su plática autosugestiva por la mañana y se convenció de que los pocos cerros que faltan son nuestros amigos. Este trauma, dice ella, es resultado de las sierras que pasamos en Baja, Sonora y Chihuahua. Detesta los ascensos pero sabe que son necesarios para llegar a los descensos que son sus favoritos. Después de unos 80 km de plática autosugestiva, Janelle ya estaba muy cansada. Cuando entramos en el pueblo nos dijeron que no había iglesias protestantes, que el Padre de la iglesia no vivía en el pueblo. Los policías estaban sentados afuera del Palacio Municipal, les preguntamos en donde nos podíamos quedar. El comandante no se veía muy seguro de dejarnos pero los demás lo intentaron convencer de que no éramos peligrosos. Finamente llegó el presidente municipal, en su camioneta con calcomanías de El Ché, y nos dejaron dormir en su sala de juntas. Pusimos nuestros colchones en el piso y nos bañamos a cubetazos en los baños, que si no es lo más cómodo, al menos uno siente más privacidad. Cenamos unas gorditas de manteca rellenas con frijolitos y queso, y acompañadas con un atolito de maíz… una buena variante al menú.
Semana 13
Día 86 (Dic 16)
OAXACA
Juchitán, Gro. – Pinotepa, Oax. 99.41 km
9:05 a.m. – 4:50 p.m.

Hoy es el cumpleaños de Janelle. No se siente mal, aunque le he hecho burla de que ya no es una joven oficialmente. De acuerdo con el INEGI, uno es joven hasta los 29. Para acentuar el día le voy a hablar de “usted” todo el día en vez de “tú”. Pero ya en el camino le canto una canción cada 5 km. Algunas son muy cortas porque no me sé ninguna canción completa y otras porque vamos cuesta arriba y la voy empujando, que es parte de su regalo de cumpleaños. Creo que después de todo ella va divirtiéndose y yo también. Desayunamos en Cuajinicuilapa (uno de los dos nombres que nunca pude pronunciar en el viaje), que se encuentra un poco antes de entrar en Oaxaca, que es el estado que tiene mas grupos étnicos en todo México (vean la página de Oaxaca en “la ruta” en nuestra página).
La celebración continuó hasta que entramos en Santiago Pinotepa Nacional. La policía había cerrado la calle al tráfico, pero como ciclistas pudimos pasar. En el centro de Pinotepa encontramos que había mucha gente lista para participar en un desfile. Vestían trajes tradicionales de diferentes regiones de Oaxaca. Había músicos, charros y adelitas en sus caballos. Comenzaron y se fueron justo por donde habíamos llegado. Los dejamos pasar y, por una invitación, al final nos unimos a ellos justo detrás de los caballos. Claro que esto nos dificultó el camino ya que teníamos que ir evadiendo los restos que ellos dejaban. Los espectadores nos echaban porras, animaban y tomaban fotos cuando pasábamos. Con cuidado pasamos los caballos que a veces relinchaban y nos daba miedo que nos fueran a dar una patada. Mientras pasábamos, algunos de los grupos de danza se emocionaban y se tomaban fotos con nosotros, claro que también nos sentimos contentos. Llegamos al lugar de la celebración en donde danzaron la última parte de la Guelaguetza además de otras danzas típicas y música de diferentes regiones. Nos sentamos en la parte alta de una placita de toros, cerca de nuestras bicis, y disfrutamos de más de dos horas de espectáculo (y Janelle aprovechó para tomar muchas fotos… y de eso dejamos huella en la sección de fotos). Tomamos helado y le dije que era parte de su regalo de cumpleaños. Al final también me regalaron un par de cervezas que ya estaban servidas pero no se vendieron, así que yo también recibí un regalo de cumpleaños. Como ya estaba oscuro cuando terminó la fiesta, fuimos a uno de los hoteles recomendados en Lonely Planet y valió la pena pagar $150.00 pesos para no andar buscando un cuarto gratis a esa hora.

Día 87 (Dic 17)
Pinotepa – Río Grande 91.0 km
10:50 a.m. – 5:45 p.m.
Comenzamos algo tarde porque estuvimos buscando un lugar para pasar las fotos que tomó Janelle la noche anterior al disco duro. No encontramos ningún café internet, pero en una tienda de partes para computadora nos dejó hacerlo gratuitamente (muchas gracias al dueño). Creo que fue nuestro día para hacer todo gratis, también nos regalaron pan para el almuerzo. Janelle dice que hablo mucho, pero bueno, creo que da buenos resultados. Almorzamos en Jamiltepec en la cima de una cuesta muy larga. Había varios hoteles en este pueblito, aprovechando las vistas panorámicas. Como es normal, solo comimos pan con crema de cacahuate con cajeta que compramos en Acapulco (para romper la monotonía de la mermelada) en una tiendita junto al camino. Vimos que había una campaña de evangelización en el pueblo llamado San José del Progreso y pensamos quedarnos allí, pero en realidad queríamos avanzar más para que mañana fuera un día más corto. Afortunadamente encontramos rápidamente una iglesia en Río Grande. El pastor nos recibió inmediatamente y vimos algunos videos de música cristiana junto con él y su familia. En realidad estaban haciendo tiempo para encontrar alguien que nos hospedara, pero cuando le dijimos que traíamos nuestros colchones para dormir, nos dejaron dormir en uno de los salones y su esposa nos preparó la cena. Más noche nos daríamos cuenta de que es imposible dormir sin un ventilador, no necesariamente por el calor, sino para prevenir que nos atacaran los mosquitos.

Día 88 (Dic 18)
Río Grande – Puerto Escondido 49.27 km
12:55 p.m. – 3:55 p.m.
Decidimos quedarnos en el servicio de la iglesia hasta las 12:00 y después escabullirnos para llegar a Puerto Escondido antes de que oscureciera. Al final resultó que fue más corto de lo que pensábamos y no hubiera sido necesario preocuparnos por eso. Nos sentimos bien de estar en la iglesia nuevamente – aunque no fue exactamente lo que estábamos esperando, pues cantaron como tres canciones en una hora y veinte minutos. Nunca supimos si esas eran las únicas canciones que se saben o que onda. Como el pastor sabía que nos íbamos a ir temprano oraron por nosotros antes de salir. Nos detuvimos a almorzar unos tacos de birria y abastecernos de agua para el camino en la orilla del pueblo. El camino era muy bueno y avanzamos rápido y Janelle lo disfrutó mucho (en realidad a mi me gusta que haya cuestas y bajadas pronunciadas, creo que es la costumbre de hacer montaña). Encontramos una iglesia bautista en Puerto Escondido. Como tenía una librería nos entretuvimos un rato viendo los libros mientras llegaba el pastor. Él llegó unos minutos mas tarde y nos dio permiso de quedarnos en un salón. Perdimos la primera parte del servicio vespertino pues nos estábamos bañando, pero disfrutamos de los cantos desde la refrescante regadera. Después del servicio vimos el segundo tiempo de la final de fútbol, en un restaurantito y Toluca fue campeón. Celebramos con unas hamburguesas… deseando estar celebrando con todos en Colón. Fuimos al un café internet. Hubo doble celebración cuando nos enteramos de unos amigos que están interesados en apoyarnos para que estudie en Argentina, aunque hay que llamarlos mañana para confirmarlo. Dormimos en el salón con el ventilador manteniéndonos a salvo de las picaduras de los mosquitos. Por cierto me enteré que uno de los alemanes que conocimos hace un par de semanas ha contraído dengue… mayor razón para cuidarnos.

Día 89 (Dic 19) 0 km
Puerto Escondido
Después de lavar nuestra ropa y colgarla para que se secara (algo bueno que no siempre ocurre y tenemos que traerla en la parte posterior de las bicis), fuimos a desayunar al mercado. Las famosas “tlayudas” (vean la foto), que son unas quesadillas gigantes, o verdaderas “pizzas mexicanas” con una tortilla del tamaño de una pizza grande rellena de carne, queso, frijoles, verduras, cebolla, y por supuesto, chile. Comencé a platicar con la cocinera y supimos que antes iba a la iglesia pero que dejó de ir porque unas personas de su iglesia no querían pagarle la renta “porque Dios les había dicho.” En realidad me chocan este tipo de abusos. Pasé un buen rato con ella y otro cliente. Por la tarde fuimos al café internet. Por la noche fui a hacer la llamada para hablar con la persona que está interesada en apoyarnos para ir a Argentina. Como habían rechazado mi solicitud para recibir una beca, no veíamos a Argentina como una opción para después del viaje. La llamada cambió todo, pues han decidido apoyarnos. Regresamos al cibercafé para mandar unos mensajes y pensar en algunos detalles. Por la noche fuimos a la iglesia y escribimos en nuestros diarios. No pude dormir bien porque con la llamada siento el estrés de lo que me falta por estudiar (a veces siento que ya debo tener todas las respuestas y la estructura de mi tesis), y las cosas que faltan por tramitar para poder ir.

Día 90 (Dic 20)
P. Escondido – San Agustinillo 68.24 km
9:10 a.m. – 1:45 p.m.

Habíamos pasado todo un día en Puerto Escondido sin siquiera ver las playas, así que pasamos por ellas cuando íbamos de salida. Nuestra ruta original era hacia el norte de la ciudad, hacia la
capital del estado, Oaxaca, pero en Acapulco nos dimos cuenta que no teníamos ni el tiempo ni el dinero para finalizar esa ruta. Con eso en mente planee un par de alternativas a través de Chiapas que nos llevaran a Cancún en menos tiempo, y muy a pesar de mi voluntad, pedir un aventón en la parte mas montañosa (de Tuxtla a San Cristóbal hay una diferencia aproximada de altura de 1,500 mts, en sólo 80 km), pero eso nos ahorraría tiempo y no dañaría las rodillas de Janelle. Con la noticia de que probablemente vayamos para Argentina, tenemos que cambiar la ruta nuevamente, pero todavía quedan dos rutas por Chiapas: la costa o por Tuxtla. Los poblados se vuelven mas escasos que en Guerrero. Nos detuvimos un poco para tomar un refresco porque la temperatura había pasado los 40ºC. No había mucho que ver hasta que nos detuvimos en una tiendita frente de unas palapas. Las muchachas nos prepararon una ensalada de atún y trajeron frijoles para nuestras tostadas. Poco después de la comida tomamos una desviación para ir al lado de la costa, pasando por varios pueblitos rumbo a Puerto Ángel, donde planeamos pasar la noche. Había muchas cuestas antes de llegar a Mazunte, el primer pueblo costero. El Centro Mexicano para Tortugas Marinas estaba cerrado, así que no le prestamos mucha atención. Después leímos en el Lonely Planet y descubrimos que tienen los siete tipos de tortugas marinas gigantes que existen en México y nos dieron ganas de regresar cuando abrieran. El próximo pueblo era San Agustinillo, que básicamente es una combinación de tienditas con espacios para acampar y/o habitaciones para rentar a lo largo de la playa, por cierto también tiene una biblioteca pública en donde pasan películas internacionales. Parece que la mitad de la población son turistas internacionales que están allí permanentemente. Es un lugar muy relajado, y nos gustó para quedarnos. El lugar mas barato para acampar costaba $40.00 pesos por persona, pero encontramos una “habitación” en un “hotel” por $80.00, así que lo tomamos para no tener que estar apretados en la tienda de campaña. Nuestra “habitación” era el balcón de la entrada del hotel, tenía una cama con mosquitero, una hamaca y acceso a la cocina comunal – muy cómodo. Poco después estábamos caminando por la playa y nadando. Por la noche, pensé que me estaba dando dengue; tenía frío y me dolía la cabeza.

Día 91 (Dic 21)
San Agustinillo 0 km.
Decidimos quedarnos un día mas para disfrutar de este pueblo playero, así que nos levantamos tarde. Afortunadamente los síntomas de dengue desaparecieron por la mañana. Aprovechamos la cocina y preparamos omelets para el desayuno, mucho mejor que nuestro pan con leche o jugo de todos los días. Unos amigos de los dueños llegaron en la noche y como les habíamos dicho que nos íbamos esa mañana, les ofrecieron nuestra habitación. Entonces nos hicieron otra oferta, una cama cerca de la entrada por solo $50.00 y aceptamos con gusto. Mandamos varios correos-e para afinar algunos detalles de la ida a Argentina. Nos dimos cuenta de la importancia de regresar a Toluca antes de lo planeado para tener tiempo de hacer todos los trámites, pero no podemos hacer mucho sino hasta después de año nuevo. Queríamos explorar los pueblos vecinos, pero a mediodía hacía mucho calor, además nos enteramos que esos pueblos no están tan cerca, así que caminamos por la playa (este hubiera sido un buen día para ir a ver las tortugas a Mazunte, pero no se nos ocurrió). Las olas estaban más fuertes que el día anterior. Nos estábamos divirtiendo mucho hasta que una ola revolcó a Janelle de tal forma que le tomó un rato recuperarse fuera del agua. Tomamos muy buenas fotos de la puesta del sol en unas formaciones rocosas, después nos fuimos a dormir para prepararnos para el día de mañana. Pensamos que iban a cerrar la puerta de la entrada que estábamos usando y que iban a usar la puerta lateral, pero no fue así. Después de que nos acostamos, llegaron los amigos y comenzaron a subir todas sus cosas a la habitación que habíamos usado la noche anterior y pasando varias veces por nuestra “habitación”. Pero bueno ¿Qué se puede esperar por solo $ 50.00 pesos? Los síntomas del dengue regresaron un poco más fuerza, pero logré dormir bien.

Día 92 (Dic. 22)
San Agustinillo – Bahías de Huatulco 69.36 km
8:50 a.m. – 2:45 p.m.

Continuamos por el camino de la playa con ascensos tan pronunciados que tuvimos que subir zigzagueando todo el camino y así llegamos a Zipolite – más grande que San Agustinillo, y no tan relajado ni atractivo desde nuestro punto de vista. Nos dio gusto habernos detenido en donde lo hicimos. Puerto Ángel es mucho más grande, pero también atractivo. Allí vimos un par de
bicicletas de turismo totalmente equipadas frente a un restaurante. Nos detuvimos para ver de quien eran. Era una pareja de la Ciudad de México han recorrido varios estados, uno a la vez y en nueve días fueron de Oaxaca a Puerto Ángel, además mañana salen para el DF en autobús. A Janelle le pareció una buena idea para el futuro; viajes cortos para recorrer un solo estado. Son los únicos ciclistas viajeros que hemos conocido en el camino además del alemán en Chihuahua, y nos dio mucho gusto encontrarlos. Nos hubiera gustado rodar con ellos por algún tiempo. Después de Puerto Ángel volvimos a la carretera en la que hemos andado desde Colima. Cuando pasamos por Huatulco, decidimos tomar otra desviación para atravesar las Bahías y después regresar a la carretera. Desde la primera intersección, el camino está muy bonito con un camellón con palmeras y formaciones rocosas en muy buen estado. Ya que estábamos en Huatulco, decidimos rodar por una de las playas principales. Un mesero nos ayudó a “estacionar” las bicis dentro de un restaurante y nos sentó en una mesa en la playa bajo una palapa – excelente. Ordenamos algo para tomar y nos relajamos viendo jugar a los niños en las tranquilas y cristalinas aguas de la bahía – parecía un mundo totalmente diferente del que hemos estado viviendo. No preguntamos cuanto costaba la limonada y cuando nos dijeron que $35.00 pesos, nos sorprendimos ya que es más de lo que comúnmente gastamos para un alimento durante el viaje. Un poco de lujo – que incluye el costo del lujo. Para entonces ya habíamos decidido quedarnos aquí en Huatulco para pasar la noche en vez de ir al siguiente pueblo. Buscamos en algunos de los hoteles mas baratos recomendados en Lonely Planet, pero la época navideña (junto con semana santa) son las dos semanas mas activas del año, así que los precios habían subido al menos al doble de lo que listaba el libro. Buscamos una iglesia y en la segunda nos dieron el “paquete” que buscábamos: una regadera y un salón para dormir al justo precio – gratis. Cenamos en una taquería y nos llenamos de tacos y una tlayuda – todo casi por el mismo precio que pagamos por la limonada de Janelle un poco más temprano este mismo día. Por cierto, como nota interesante nos quedamos a dormir en el sector U2 de Huatulco… lástima que no tengamos boletos para ir a verlos.
Semana 14
Día 93 (Dic 23, 2005)
B. Huatulco – Santiago Astata. 76.12 km
8:50 a.m. – 4:00 p.m. Total 4354 km

El viaje para salir de Huatulco fue muy bonito. Es evidente que desde el principio fue diseñado para ser un lugar de recreo – y bien hecho. El boulevard con jardines continuó hasta salir de la ciudad – con amplias banquetas para caminar, correr o patinar – algo que es especialmente atractivo para Janelle.
Pasamos por algunos de los lujosos desarrollos turísticos todo-incluido y terminamos en los cerros que muestran muchas otras bahías que la ciudad aún no ha alcanzado. Hay tantas bahías en Huatulco – todas son pequeñas – que aún con todo los hoteles y los turistas, parece que son bahías particulares. Cuando regresamos a la carretera principal, el escenario siguió siendo magnifico pero las cuestas hicieron que nuestro avance fuera difícil. Nos detuvimos a comer en una tiendita. Yo estaba muy mal del estómago y solo pude comer tostadas por día y medio, la boca se me hacía agua cuando vi que Janelle se devoraba un delicioso bistec a la mexicana con frijolitos y, de postre, una papaya. Después de otra plática teológica con un señor que vivía ahí, me fui a acostar en un catre de costal que me ofrecieron y aproveché para al menos echarme una siesta. Solo nos restaban unos 20 km, pero con las montañas frente a nosotros, no sabíamos cuanto nos tomaría o si podríamos llegar antes que se metiera el sol. Pasamos algunas montañas, pero la más alta seguía enfrente de nosotros y Janelle temía que Santiago estuviera al otro lado. Pero cuando llegamos a la base de la montaña el camino viró y pudimos ver el pueblo un poco más adelante. Era un pueblo pequeño con un arco a la entrada con letreros de bienvenido en dos lenguas distintas y que no estaban escritas en español. No fue difícil encontrar a un pastor. Inmediatamente nos invitó a quedarnos en su casa, aún cuando él y su esposa iban a salir a otro pueblo, así que probablemente nos quedaríamos solos con sus hijos de 12 y 16 años. Nos sorprendió tanto su confianza en dos personas totalmente extrañas como nosotros, pero lo agradecimos grandemente. Fuimos a checar nuestros correos-e y a mandar la correspondiente carta navideña-e. Nos sorprendió que este pueblito de calles de tierra tuviera tres ciber-cafés. El camino de regreso a casa fue en una oscuridad casi total y nos costó trabajo regresar por las enredadas callecitas, que como dijera U2, “las calles no tienen nombre” – sin embargo la gran montaña mostrando su cara de roca casi resplandecía con el reflejo de la luna que comenzaba a salir. El pastor y su esposa regresaron antes de que Janelle se apoderara de una de las hamacas del patio y yo pusiera uno de nuestros colchones para dormir junto a ella… este problema de la espalda me ha limitado mucho, pero al menos no me ha molestado durante el viaje. Antes de ir a dormir platicamos con ellos acerca de profetas, profecía y la Biblia y cuestioné la autenticidad de un “predicador poderoso” que habló en la campaña, que “profetizaba” un gran maremoto en la costa oaxaqueña y un terremoto masivo en todo México. Agradezco su hospitalidad y confianza, pero no puedo comprometer mi fe a cambio de un lugar para pasar la noche. Esta es una lucha constante durante el recorrido.

Día 94 (Dic 24, 2005)
Santiago Astata - Tehuantepec 92.58 km
Total 4447 km

Por la mañana nos enfrentamos a un gran dilema: el pastor había hervido huevos de tortuga para ofrecernos como desayuno. Sabiendo no solo que es una ofensa a las leyes mexicanas, también entiendo que las tortugas marinas son una especie en peligro de extinción. Pero al mismo tiempo nos enteramos que por generaciones estos pueblos costeños los han comido, y que no fue sino hasta que el gobierno concesionó a diferentes compañías que lo exportaron masivamente como carne de tortuga enlatada a Europa hasta que la pusieron la lista de especies en peligro. Por otro lado no tienen fuentes de trabajo ni muchas otras opciones para alimentarse. Estaba entre la espada y la pared, o desde un punto de vista teológico, entre la ley y la gracia.

Pensando en lo mal que estaba del estómago, decidimos aceptarlos, en parte para no ofenderlos y por las circunstancias tan especiales de estas personas. Para los curiosos, les podemos decir que los huevos tibios de tortuga tienen una cáscara como de cuero delgado y suave y que con sal y limón conservan su textura terrosa y que en general no son apetitosos. El pastor nos enseñó “la técnica” para comerlos: se pellizca el huevo y se hace un agujero por el que se agregan sal, limón y chile al gusto y luego se exprime en la boca succionando para ingerirlo. Janelle casi vomita (y juntó sus cascarones con los míos para que no notara que comió pocos) y yo hice un esfuerzo para comer unos cuantos. Dice el pastor que él puede comerse entre 15 y 20 en una sentada.
El resto del camino – prácticamente todo el día – analicé la parte ética de nuestro desayuno. Estudié los diferentes ángulos y circunstancias, costumbres y leyes en mi mente. ¿Es justo cumplir la ley aún a costa de la vida de estas personas? ¿Es justo que yo coma lo que comen ellos, que paso por este lugar solo circunstancialmente? ¿Cuál es mi responsabilidad de cuidar de la creación y en especial de estas especies? Estas y otras preguntas vinieron a mi mente y luego las traté de relacionarlas entre si. No hay una respuesta fácil.

Janelle por su parte hizo la parte técnica y matemática del viaje: 91 km = 56 millas; el punto medio son 28 millas y 14 millas una cuarta parte. Esto la ayuda a no pensar en pedalear por 91 km. El primer cuarto fue de bajada, fácil. El segundo cuarto nos tomó TRES HORAS (incluyendo un descanso en medio de una gran cuesta, en donde tomamos una botanita, para agarrar fuerzas). El tercer cuarto, después de la comida pasó rápido – solo una cuesta larga. Con 43°C, ésta se ha convertido en el día de nochebuena más calurosa de mi vida, y la de Janelle. El último cuarto nos apartamos de la costa y de sus vistas espectaculares y nos dirigimos al norte en una nueva carretera de cuota, con un amplio acotamiento y muy poco tráfico. Desde la cima pudimos ver un valle interminable – el istmo de Tehuantepec – el punto más plano entre el Golfo de México y el Océano Pacífico, y lo que nos pareció la ciudad de Tehuantepec. El camino estaba entre las montañas, pero se mantuvo nivelado. Aún así comenzamos a sentir algunos de los famosos vientos, que nos detenían aun en los descensos. En uno de ellos aceleré hasta alcanzar los 66km/h. Una gran sensación y descarga de adrenalina con una bici que cargada pesaba alrededor de 60 kg. En realidad me hubiera gustado llegar a los 70km/h, pero por mas que lo intenté, no lo logré.

Cuando llegamos a Tehuantepec, pedaleamos hasta el centro antes de encontrar una iglesia
donde pedir asilo. Antes de regresar por el puente sucedió lo que había tratado de evitar desde el principio: me caí, afortunadamente sin graves consecuencias. Una iglesia bautista nos dio la bienvenida y nos prestaron un salón para pasar un par de noches y de paso pasar la Noche Buena con ellos. Justo lo que queríamos, pues siempre se siente no poder estar cerca de la familia. El servicio no resultó ser tan navideño, pero al menos estuvimos con ellos y compartimos unos deliciosos tamales oaxaqueños (enormes y envueltos en hojas de plátano). El pastor fue muy amable y nos permitió usar su teléfono para que nuestras familias nos llamaran.

Día 95 (Dic 25, 2005)
Tehuantepec 0km
¡Feliz Navidad! Ya que era domingo, asistimos a otro servicio con ellos – éste tuvo menos sabor navideño que el de la noche previa. Después de eso, Janelle y yo celebramos juntos en un restaurante recomendado por Lonely Planet. Los precios habían subido un poco, pero valió la comida navideña valió la pena. Se llama SCARÚ y ocupa un edificio del S. XVII que está decorado con murales que crean un ambiente delicioso, que combina con la exquisita comida.

Caminamos un poco para buscar un museo y nos topamos con el dueño del restaurante. Estaba
celebrando el cumpleaños de uno de sus compadres en la casa junto al museo (que estaba cerrado). Nos convidaron mezcal (nada sorpresivo estando en Oaxaca) pero tenía 30 años de añejado. Cuando el dueño supo de nuestro viaje nos pidió que regresáramos al restaurante y firmáramos el libro de visitas importantes. Sentimos no haberlo encontrado antes, quizá nuestra cara (para nuestros parámetros de este viaje) comida navideña hubiera sido gratis.

Día 96 (Dic 26, 2005) 77.42km mi = 2805
Tehuantepec – La Venta Total: 4524km
9:55 a.m. –
Decidimos regresar a la carretera de cuota, para después descubrir que era casi 20km más larga, pero que también fue mejor porque a la larga no hubiéramos podido sortear el tráfico y el viento en la libre. A la hora de la comida platicamos brevemente acerca de las cosas que íbamos a extrañar e hicimos listas con recuerdos ridículos, pero al final me sentí un poco triste de estar a punto de terminar el viaje que por tanto tiempo había soñado.
La Ventosa hace fama a su nombre, pues es el lugar en donde el viento pega con más fuerza en México. Esto se debe a que las cadenas montañosas en ambos lados del istmo crean una especie de canal por donde sopla el viento. Se encuentra donde la carretera que cruza el istmo desde el Golfo de México se encuentra con la carretera que corre a lo largo del Pacífico. No podíamos andar totalmente verticales, el viento nos obligaba a ir inclinados, era muy chistoso ver a Janelle desafiando la gravedad.

Cuando viramos al sur para seguir en la costa, sentimos como las bicis aceleraban sin que estuviéramos pedaleando. El viento a nuestras espaldas era la causa. La mayoría de las señales de tránsito habían desaparecido, aparentemente por la misma causa. Los pocos que quedaban, estaban llenos de agujeros y sostenidos por varios cables de alambre, fuertemente anclados al piso. Habíamos planeado parar en la ventosa, pero con el viento a nuestras espaldas, decidimos seguir hasta La Venta.

Cuando salimos de La Ventosa, el camino cambió de dirección y el viento soplaba de lado,
literalmente sacándonos del camino, que también se había vuelto muy angosto. Después de que nos sacó de la carretera un par de veces decidimos caminar un poco. Llegamos a unos cerros que bloqueaban el viento parcialmente y pudimos subirnos a las bicis nuevamente, pero en el siguiente valle, el viento volvió a pegarnos con tanta fuerza, que aún caminando nos forzaba fuera del camino y nos tiraba, por lo cual tuvimos que detenernos varias ocasiones cuando arreciaba, esto hizo mas largo el día y me estresó bastante, me preguntaba cuanto mas duraría el viento, que tan fuertemente soplaría y que tan largo sería el trayecto; pero no podíamos dejar de reírnos al pensar en lo ridículo que era toda esta escena. Ya en La Venta nos dijeron que ese era el valle más peligroso y que el viento alcanza velocidades de hasta 130km/h, y que la policía cierra ambos lados de la carretera cuando esto sucede pues llega a voltear camiones de carga. Vimos varios generadores de viento, nos dijeron que existen planes para colocar 100 de ellos en esa zona ¡qué bueno!

En La Venta, unos niños nos dirigieron inmediatamente a una iglesia del Nazareno, que junto con Compasión Internacional tenían un proyecto alimenticio y los niños asistían para comer. La esposa del pastor tiene un carácter cálido y amigable y nos invitó a pasar mientras llegaba su esposo. Cuando él llegó nos dieron uno de los salones que estaba junto al de un hondureño en camino a los EE.UU. y que ya tenía varios meses con ellos. Siempre me gusta encontrar gente de Honduras y él no fue la excepción. Calentaron agua para que nos bañáramos a cubetazos, lo cual estuvo perfecto ya que el viento hacía que bajara la temperatura considerablemente. Nos invitaron a cenar unos deliciosos tamales y platicamos cordialmente. La historia que más me gustó fue la de un salvadoreño que también quiere llegar a los EE.UU. y va en una bicicleta de repartidor (de las que tienen tres llantas, dos al frente y una atrás) pero en ella lleva a su esposa y sus pertenencias. Puedo imaginar lo duro y divertido de ese viaje. Nos dieron cobertores y dormimos perfectamente. ¡Hemos aprendido a apreciar grandemente la hospitalidad de las personas!

Día 97 (Dic. 27, 2005)
CHIAPAS
La Venta, Oaxaca – Arriaga, Chiapas 127.74km
9:30 a.m. – 5:30 p.m. Total: 4651km

¡El último estado de nuestro recorrido, ahora corregido! Para mí una combinación de alegría de ver el fin, y de tristeza de… también ver el fin. El viento cesó gradualmente y físicamente nos sentimos bien – si nos esforzamos, es probable que terminemos en tres días y podremos llegar a casa para fin de año. Mi bici va haciendo un ruido que parece venir de la llanta, pero está bien alineada y no puedo encontrar la falla. Queremos llegar a Arriaga, porque tenemos la dirección de la mamá de un muchacho que conocimos brevemente en Huatulco. Cuando llegamos a Arriaga, entramos al pueblo y buscamos la calle, pero terminamos en una parte que parecía peligrosa por la presencia de muchos inmigrantes ilegales, varios de ellos partes de las maras que han estado invadiendo el país. Están tratando de subirse a un tren sin tener que pagar sus pasajes. Por esa razón decidimos regresar y pedir asilo en las iglesias que vimos en el camino.

En la primera nos dijeron que necesitábamos esperar al pastor. Cuando llegó, sentí que no
íbamos a llegar muy lejos… y acerté, se portó cortante y rudo y nos sugirió que buscáramos otra iglesia. Al salir nos dijo: “Dios los bendiga”. Pensamos que era un hipócrita, sus palabras y sus acciones eran totalmente contradictorias. Ninguno de los dos estábamos de buen humor después de pedalear por casi 130km, buscar un lugar seguro para dormir hasta que oscureció y luego recibir un portazo en la cara de alguien que pretende ser piadoso. Después, Janelle me comentó que le costó trabajo no decir nada y nos reímos de la posibilidad de que en el cielo va a haber muchos pastores con una teología deplorable pero que aman a las personas, porque conocen verdaderamente a Dios – al mismo tiempo habrá pastores que conocen bien las doctrinas correctas, pero que estén en el infierno porque nunca conocieron a Dios y no pueden ni quieren amar a otras personas.

Las personas que estaban limpiando la otra iglesia, que era bastante grande, nos dijeron que el pastor acababa de salir y que no estaría de regreso hasta tarde. Fuimos a una pequeña iglesia, la primera que vimos al entrar en Arriaga. Parecía que estaban en medio del servicio y nos dio pena interrumpir, pero nuestras circunstancias fueron más urgentes que la pena y nos paramos en la puerta hasta que alguien vino a ver qué queríamos. Era la esposa del pastor. Nos invitaron a pasar y tomar un baño. También dijeron que podíamos quedarnos en la iglesia o seguirlos, una vez terminado el servicio, hasta su casa y quedarnos con ellos. Nos quedamos con este pequeño grupo de personas que se reunían en el patio de una casa desocupada, pero que sabía demostrar el amor de Dios a unos viajeros desconocidos y muy cansados.

Día 98 (Dic. 28, 2005)
Arriaga – Pijijiapan 81.93km. = 2935
9:40 a.m. – 5:30 p.m. – 6:20 p.m. Total 4733.9km + 20km en camioneta

Parece que vamos a terminar mañana. Janelle está muy contenta, casi al punto de lágrimas; sin embargo yo tengo sentimientos encontrados. Puedo entender a todas las personas que han recorrido su país y luego siguen con el continente o con todo el mundo… mis circunstancias no me lo permiten, pero me encantaría poder embarcarme en un proyecto a nivel mundial.

Janelle hace una lista de las 10 cosas que NO va a extrañar del viaje. Yo también podría hacer una, pero la verdad eso es lo que ha hecho de este viaje, como de cualquier otro, algo memorable. De hecho, y con el tiempo que ha pasado desde que terminamos el viaje hasta el momento en que escribo estas líneas, sé que extraño más cosas que las que puedo escribir… de hecho hay días que con melancolía vuelvo mi memoria a esos momentos de libertad, en los que nuestra preocupación era pedalear todo el día, esperando encontrar a pocos desgraciados que pasaran volando a nuestro lado y encontrar un lugar donde pasar la noche. Lo demás fue disfrutar de la naturaleza, la mayoría de las personas que conocimos, comer cosas raras, tiempo para pensar y reflexionar, conocer más a Janelle y descubrir cuanto la amo y cuanto ha hecho para que este sueño se vuelva realidad: un gran sacrificio.
Sigo escuchando el ruido del día anterior; no son las llantas y no son los frenos. Me detengo y me doy cuenta que es un rayo roto en la llanta de atrás. Nos detenemos un poco mas adelante y pedimos permiso para trabajar bajo la sombra de una palapa. Siempre me ha dado flojera tener que descargar la bici para poder repararla, y ésta no es la excepción y menos estando tan cerca del final. Mi optimismo se derrumba y mi humor se torna negativo al ver que ¡no es un rayo, sino SIETE! Checo el mapa y no hay nada hasta Pijijiapan, y es probable que no lleguemos con luz; yo estoy dispuesto, pero Janelle no quiere andar en la oscuridad.

Cuando comienzo a cambiar los rayos, me doy cuenta que uno de ellos está en el lado de los cambios y no tengo la herramienta para cambiarlo, pero un mecánico me enseñó un truco el cual aplico para poder seguir. También doy gracias a Dios que no he tirado los OCHO rayos de repuesto que traigo desde Sinaloa y que pensé tirar o regalar después que cambiaron todos los rayos de mi bici en Guadalajara. Ahí me dijeron que no iba a volver a tener problemas porque eran más anchos. En fin, después de dos horas había terminado y, hasta lo posible, alineado el rin. Reiniciamos con un paso más acelerado para reponer el tiempo perdido, pero el sol comenzó a ponerse pronto. Nos detuvimos en un hotel junto a una gasolinera, pero no había quien nos atendiera. Intentamos pedir un aventón mientras llegaba el recepcionista. Pronto lo conseguimos y nos llevó hasta Pijijiapan (por cierto siempre tuve problemas para pronunciarlo).

Queríamos salir temprano al siguiente día, así que conseguimos un hotel barato tan pronto como llegamos. Salimos a caminar un poco y el pueblo nos pareció muy bonito y la gente muy agradable, pero nos costó mucho trabajo encontrar agua, al menos por galón, que es una de las más baratas. Regresamos y dormimos como piedras.

Día 99 (Dic. 29, 2005)
Pijijiapan – Tapachula 155.54km
7:20 a.m. – 4:20 p.m. Total en bici: 4888.7km
El último día – si no se descomponen las bicis y si logramos recorrer más de 150km en un solo día (algo que ninguno de los dos hemos hecho). Vemos los estragos del huracán Stan desde que salimos de Pijijiapan; varios puentes han desaparecido ante los embates del agua y de las rocas y troncos que arrastraba, y han dejado solo una cama de arena y escombro. Durante el día pasamos varios de estos puentes y somos forzados a circular en sentido contrario varias veces, mientras son reparados. A nuestra izquierda vemos las montañas de Chiapas. Ese sería nuestro camino si nos hubiéramos desviado para Tuxtla y San Cristóbal de las Casas – la verdad es que me hubiera gustado ir por allá.
Janelle iba sufriendo por su trasero, que estaba muy irritado desde que comenzó el día, pero sabiendo que era el último día, aguantó con la ayuda de pomada para ciclistas y talco para bebés. Cuando pasamos por un pueblito vimos mucho tráfico, una ambulancia y mucha gente. Yo pensé que había algún accidente, pero cuando nos detuvimos a tomar un refresco nos dijeron que alguien con uniforme había disparado y matado a un oficial de migración, y que después se dio a la fuga. Cuando seguimos, nos pasaron varias patrullas.

Llegamos a Tapachula con luz de día y me sentía bien físicamente. Janelle por su lado iba sufriendo, además de su trasero, también las rodillas y un brazo le estaban molestando. Me vi tentado a seguir por varios kms más para: 1) Recorrer 100 millas en un solo día, 2) llegar hasta la frontera con Guatemala, 3) Alcanzar los 5000km en este viaje, y 4) Alcanzar los 10,000km totales en mi bicicleta, pero no pensamos que fuera conveniente. Llegamos con luz de día, pero teníamos varias cosas que hacer.

En realidad nuestra llegada fue algo anticlimática: en vez de llegar a las famosas playas de Cancún – después de pasar por los lugares más exóticos del viaje a través de Chiapas, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo – en donde nos esperaban nuestros amigos Aldo y Pati, llegamos al fin del viaje sin playa y sin amigos con quien celebrar. Nos tomamos una foto mientras nos comimos un helado en una tiendita. Fue una manera triste de terminar, pero lo habíamos logrado.

Compramos boletos para el autobús de regreso a Toluca para el día siguiente y me puse a desarmar las bicis en el hotel. No teníamos ni 10 minutos de haber llegado cuando cayó una tormenta increíble. Durante el viaje siempre estuvimos listos para una, pero que bueno que no tuvimos que pasar por una.

El fin de nuestro viaje (yo espero otro, je, je, je)
Día 100 (Dic. 30)
Tapachula – Guatemala – Tapachula
Cruzamos la frontera por la mañana y desayunamos en Guatemala. De esta manera le renovaron su visa para estar en México por otros 90 días. Nos hubiera gustado mucho venir en bici, pero ya están empacadas para el viaje de regreso. Terminamos de poner cinta a las cajas donde van las bicis, para el viaje en autobús. Cenamos en el parque del centro, que nos gustó mucho.
El autobús salió a las 19:30 y viajamos toda la noche hasta la Ciudad de México.
Día 101 (Dic. 31)
Tapachula – DF – Metepec
Pasamos cerca del Pico de Orizaba, el Popo y el Izta – vienen a mi mente muchos recuerdos de mis tiempos de escalada – cuando lleguemos a Toluca, veremos el Nevado de Toluca; los cuatro picos más altos de México en un solo día.
Llegamos al DF cerca del mediodía. Tomamos un taxi hacia el aeropuerto y allí tomamos otro autobús (Caminante) hacia Toluca. Llegamos cerca de las 16:00, armé las bicis, las volvimos a cargar y pedaleamos los últimos 5 km. hasta la casa de mis papás. Muchos pensamientos corrieron por mi cabeza; estoy feliz de haber hecho el viaje, pero muy triste de tener que terminar. Rogelio después me diría que las personas que hacemos este tipo de viaje nos preparamos para todo, pero menos para terminar – creo que tiene razón y por mucho tiempo querré volver a subirme a la bici y pasar hora tras hora y km tras km en el camino.
Llegamos a la casa. Tocamos el timbre. Mamá nos ve. Se emociona mucho. Estamos de regreso, por poco tiempo. Pero hemos terminado un gran viaje para nosotros. Algo que no olvidaremos, que nos ha unido, que nos ha hecho crecer. Creemos que somos parte de un pequeño grupo de personas que siempre va a ver la vida con una perspectiva muy particular.
Veni Vidi Bici, según nosotros y tomando prestadas las palabras de Julio Cesar: venimos, vimos y anduvimos en bici.
Gracias
Llegamos justo a tiempo para la cena de fin de año,
pero estábamos tan cansados que apenas estuvimos despiertos para los abrazos.

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